Según la compañía, el principal objetivo de la red bautizada Desert Falcons son organismos estratégicos de Oriente Próximo.
El mayor número de sus víctimas se han registrado en Egipto, Palestina, Israel y Jordania, aunque también hay muchos afectados en otros países, Rusia incluida.
Los ataques de Desert Falcons, que se ha hecho con más de un millón de ficheros, van dirigidos contra instituciones gubernamentales y especialmente contra funcionarios públicos encargados de prevenir el blanqueo de capitales, así como de asuntos sanitarios y de desarrollo económico.
Entre los blancos de los atacantes también figuran departamentos castrenses, principales medios de comunicación, centros de enseñanza e investigación, compañías energéticas y de suministros urbanos, activistas y líderes políticos, empresas de seguridad privada.
Los expertos de Kaspersky Lab estiman que los responsables de la ofensiva son unos 30 piratas informáticos de origen árabe organizados en una red con tres ramificaciones que operan en distintos países.
A través del correo electrónico, redes sociales o chats, los hackers envían a sus potenciales víctimas mensajes con ficheros adjuntos malignos o enlaces.
El malware de estos mensajes tiene la apariencia de una aplicación informática normal, advierten los especialistas.