El informe de Shapira indica que los gastos de la familia Netanyahu en sus dos residencias, la de Jerusalén y la de la zona costera de Cesárea, han sido "excesivos" e "incorrectos", especialmente en alimentación, limpieza, ropa y maquillaje.
Shapira considera que las prácticas presupuestarias no se han llevado a cabo con integridad y transparencia y cita ejemplos como gastos de cientos de miles de shekels anuales en comida para llevar, gastos injustificados en la casa de veraneo, y el uso de un miembro del Comité Central del Likud como electricista privado los fines de semana a costa del erario público.
El documento apunta que los gastos totales de la residencia del primer ministro fueron de 1.860.000 shekels (unos 475.000 dólares) en 2009 y fueron subiendo hasta alcanzar la cifra de 3.114.000 shekels (798.000 dólares) en 2011. En 2013 bajaron a 2.410.000 millones de shekels.
El gasto de la residencia del primer ministro en comidas también fue totalmente desorbitado, según Shapira. "La opción de pedir comidas privadas y preparadas para el primer ministro, su familia y sus invitados se utilizó de forma regular, incluso cuando había una mujer que trabaja como cocinera en la residencia", indica el informe.
El coste de la comida destinada a los invitados subió a más del doble en 2010 y 2011 respecto a 2009.
Los gastos de limpieza de la residencia privada de Netanyahu en Cesárea fueron de 8.166 shekels (2.114 dólares) al mes, una suma también sufragada por los contribuyentes, "a pesar de que el Sr. Netanyahu y su familia pasaron la mayor parte del año en la residencia oficial", ha indicado Shapira.
"La forma en que se manejó el presupuesto de la residencia del primer ministro durante los años 2009-2012 no se ajusta a los principios básicos de la administración del dinero, el ahorro y la eficiencia, y es probable que haya resultado en una pérdida de fondos públicos", subraya el informe.
El documento también señala que los empleados de la Oficina del Primer Ministro a veces se han visto obligados a pagar de su propio bolsillo gastos personales de Netanyahu y luego no se los han reembolsado.
"La falta de pago de estas facturas de poca suma es que los empleados han tenido que asumir el coste de los gastos privados del primer ministro o su familia", ha indicado Shapira.
"Que un empleado se vea obligado a pagar de su propio bolsillo un gasto del primer ministro indica que tenemos una administración inadecuada y no hace ninguna diferencia si la suma es grande o pequeña", ha subrayado el supervisor del estado.
Shapira hace referencia en el informe al llamado "Bottle affair" (Asunto de las botellas), la cuestión del dinero que la residencia del primer ministro recibió como reintegro al devolver botellas de cristal a supermercados y otros establecimientos y que presuntamente se embolsó Sara Netanyahu.
Según Shapira, Sara devolvió unos 4.000 shekels (unos 1.034 dólares). Pero el dinero que se calcula que tendría que haber devuelto son unos 24.000 shekels (6.200 dólares).
Respecto al asunto de los muebles de jardín que los Netanyahu compraron para su residencia oficial en Jerusalén y luego trasladaron a la privada de Cesárea, Shapira ha indicado que "después de que el asunto se hiciera público, el mobiliario fue devuelto a la residencia oficial del primer ministro".
No obstante, podría existir un delito de apropiación indebida en los casos de los envases de bebidas y el intercambio de muebles de jardín.
Shapira dice en su informe que transmitió "los resultados completos" del informe al fiscal general el 2 de febrero.