"El alto el fuego es una oportunidad para los ucranianos porque en una contienda los primeros que sufren son los ciudadanos que no están involucrados en el conflicto", afirma a Sputnik Novósti Conor Murphy, destacado miembro de Sinn Fein y diputado absentista en el parlamento de Westminster en representación de un distrito de Irlanda del Norte.
"La lucha armada refleja el fracaso de la política. Es la última alternativa a la que se aferra la gente cuando nadie le ofrece ninguna solución política", observa el político republicano en una visita a Londres.
Murphy fue condenado a cinco años de prisión, en 1982, por pertenencia al Ejército Republicano Irlandés (IRA) y posesión de explosivos.
"Soy un producto de mi tiempo, cuando los republicanos nos vimos forzados a resistir a un Ejército de ocupación", señala en referencia a las tropas de Reino Unido estacionadas en el norte de Irlanda desde 1970.
La alternativa a la lucha armada es el diálogo y el desarrollo de soluciones políticas, recalca el político de Sinn Fein y partícipe en las negociaciones que llevaron al Acuerdo de Viernes Santo, de 1998, motor del proceso de paz y del decomiso de las armas del IRA.
Murphy y el resto de sus colegas de formación, incluido su presidente Gerry Adams, participan o asesoran asiduamente en cuestiones de resolución de conflictos.
La experiencia irlandesa lleva al diputado y miembro de la asamblea norirlandesa a sostener que la tregua acordada en Minsk es el primer paso en un largo proceso de negociación.
El republicano defiende también que "la comunidad internacional ha de volcar sus influencias para crear oportunidades para el pueblo ucraniano".
"Si potencias internacionales, como Estados Unidos y Rusia, están interesadas en una solución política, deben utilizar su influencia para lograr un resultado que asegure la paz. Pero el proceso fracasará si estos agentes internacionales ven a Ucrania como escenario de un pulso de poder político", advierte el miembro de Sinn Fein.