El objetivo principal de ambas delegaciones iraquíes propiciado por la UE en Múnich consistía en un encuentro entre los líderes de la nación árabe, Haider al-Abadi y Masud Barzani, en representación del Gobierno central y la autonomía kurda.
Según Kifah Sindhari, Europa comprendió el grave error que cometió al no invitar al representante de Erbil a la anterior conferencia, celebrada en Londres.
“Se trató de un serio fallo en la política de la UE, la participación de Barzani en la conferencia de Múnich es importante tanto para Irak, como para todo el Medio Oriente”, señaló el funcionario.
“Ambas delegaciones son independientes”, explicó Sindhari, al acotar que el Kurdistán acudió a Múnich con su propia delegación, mientras que “el primer ministro Abadi viajó en representación tanto de Irak como del Kurdistán”.
Este encuentro fue el primero después de que Haider al-Abadi asumiese el puesto de primer ministro septiembre de 2014, en circunstancias críticas por el avance del Estado Islámico (EI) contra Bagdad y Erbil.
Las delegaciones iraquíes discutieron la operación de liberación de Mosul, la estrategia de la lucha contra el EI, el apoyo con armas y provisiones a los peshmerga y la extracción de petróleo.
Las autoridades del Kurdistán iraquí aspiran a obtener del Gobierno de Irak el reconocimiento de un nivel de autonomía que otorgue igualdad de derechos y poderes a ambas partes.
La discrepancia fundamental radica en los mecanismos de los abastecimientos de armas al Kurdistán.
Bagdad insiste en que dichas entregas deben pasar por el Gobierno federal, que luego se encargaría de decidir qué tipo de armas y en qué momento entrega a los peshmerga.
Los kurdos, en cambio, claman por su derecho a comprar directamente las armas en el extranjero, aspiración que choca con la voluntad tanto del Gobierno iraquí como de EEUU.