Es la principal conclusión obtenida de la reunión de ambos dignatarios hoy en Washington, en vísperas de la cumbre que el próximo miércoles mantendrán el presidente de Francia, François Hollande, y la propia Merkel, con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en Minsk (Bielorrusia).
Durante la rueda de prensa posterior Merkel ha insistido en que "sea cual sea la decisión que tomemos, la alianza entre EEUU y Europa seguirá siendo firme, aunque no estemos en consonancia en ciertos temas".
Tiene sentido: aunque ambos dignatarios hablen de diplomacia son conscientes de las presiones que el presidente Obama sufre tanto por parte del partido republicano como de un sector de los demócratas, empeñados ambos en armar militarmente a las tropas ucranianas.
Mientras Merkel añadía que "si cedemos en el principio de la integridad territorial de los países no seremos capaces de mantener el orden pacífico", Obama recalcó que "Rusia ha violado todos sus acuerdos respecto a Ucrania". Dos indicaciones de que la alianza entre EEUU y la UE no descarta medidas, incluidas nuevas sanciones económicas contra Rusia, si las conversaciones de paz no dieran frutos.
La última palabra, a partir del miércoles en la capital bielorrusa.