Bendine, quien desde 2009 era presidente del Banco de Brasil (BC), es visto como un estrecho colaborador de la presidenta Dilma Rousseff y una opción de continuidad en el gobierno de la semiestatal, algo que habría frustrado enormemente a los mercados que ansiaban una renovación completa en Petrobras con la salida de la expresidenta, Graça Foster.
"Creo que el gobierno, una vez más, no consiguió convencer a nadie. Escogieron un presidente del BC, que ya trabaja con Dilma y es de su plena confianza. Eso desanima al mercado", declaró al diario brasileño O Globo el presidente del Centro Brasileño de Infraestructua, Adriano Pires, quien además señaló a falta de experiencia de Bendine en el sector del petróleo.
"La privatización sería la manera más eficiente de devolver Petrobras a la sociedad brasileña, ya que el estado nunca va a perder la posibilidad de recaudar los recursos que genere a través de los impuestos", indicó a Sputnik Mundo el doctor en Teoría Económica de la Universidad de Sao Paulo, Alex Luiz Ferreira.