Confinado en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, en el estado de Paraná, Cerveró recibió atención médica de urgencia tras padecer un súbito aumento de tensión relacionado, según el parte médico, con un cuadro clínico de ansiedad, lo que llegó a motivar que un delegado de la Policía Federal solicitase su ingreso en un hospital.
Sin embargo, la petición fue denegada por la propia Policía Federal obligando a la defensa de Cerveró a solicitar al juez federal, Sergio Moro, que autorice el tratamiento a través de una psicóloga de los síntomas de depresión severa que, según sus abogados, padece.
Esta misma semana, el informe del Consejo de Control de Actividades Financieras (COAF) indicó que, el pasado 16 de diciembre, Cerveró transfirió 500.000 reales (182.220 dólares) de un fondo de pensiones privados a la cuenta bancaria de una de sus hijas a pesar de la penalización del 20% de la transferencia.
Esta acción se complementa con las transacciones, el pasado mes de junio, de apartamentos de lujo a precios muy por debajo de su precio de mercado a varios de sus hijos, lo que fue interpretado por el Ministerio Público de Brasil como un intento de Cerveró de blindar su patrimonio en vistas a su posible detención.
En la madrugada del jueves, la Policía Federal ejecutó la novena fase de la Operación Lava Jato con cuatro nuevos detenidos y la retención del tesorero Nacional del Partido de los Trabajadores, Joao Vaccari Neto, quien había sido acusado por el exdirector de Abastecimiento de Petrobras, Paulo Roberto Costa, de captar el dinero desviado de Petrobras hacia el Partido de los Trabajadores.
En total, la Policía Federal de Brasil calcula que la cantidad total de dinero desviada por la red corrupta entre 2004 y 2012 ascendió a 10.000 millones de reales (unos 3.604 millones de dólares), lo que supone el mayor caso de corrupción de la historia del país sudamericano.