Esas empresas, a su vez, son apoyadas financieramente por el Banco Mundial, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y el grupo bancario alemán KfW.
Bock-Luna dijo a RIA Nóvosti haber presentado al Gobierno federal una interpelación en la que reitera las sospechas de que las tierras en Ucrania se aprovechan para sembrar cultivos transgénicos prohibidos en la Unión Europea.
En el documento se habla de que Ucrania está vendiendo activamente sus tierras de labor a compañías extranjeras, incluidas alemanas, a pesar de que había aplicado una moratoria a estas transacciones hasta enero de 2016.
La prohibición se esquiva mediante un esquema de leasing (contrato de arrendamiento financiero) con el apoyo del Gobierno ucraniano, que a cambio recibe créditos de entidades financieras internacionales, afirma el diputado alemán en su interpelación.
La portavoz adjunta del Ministerio ruso de Exteriores, María Zajárova, ha comentado este jueves que los holdings agrícolas ucranianos y extranjeros controlan ya más de la mitad de los labrantíos en el país, unos 17 millones de hectáreas de los 32 millones en total.
Como resultado, Ucrania se considera el mercado más prometedor para empresas estadounidenses como Monsanto y Dupont, dedicadas al negocio de las semillas transgénicas.
"Monsanto incluso puede ejercer presión sobre los respectivos departamentos ucranianos para ampliar los cultivos transgénicos", dijo Zajárova al agregar que esa compañía invirtió el año pasado en Ucrania 140 millones de dólares.