Según fuentes militares que recoge hoy el diario El País, la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL) "ordenó la inmediata evacuación de los dos puestos de cascos azules ubicados en esa zona, en manos del contingente indio, —uno se evacuó, mientras que en el otro sus ocupantes se guarecieron en el refugio—, pero no se adoptó la misma medida con el puesto español, situado a entre seis y ocho kilómetros en línea recta de los anteriores".
Israel lanzó un bombardeo de 30 proyectiles y uno de los primeros alcanzó la caseta desde donde vigilaba el cabo Soria, que resultó mortalmente herido.
Las mismas fuentes explicaron al diario que la FINUL pidió por los canales de comunicación habituales un alto al fuego para evacuar al herido.
Pero "mientras el equipo médico estaba en el destacamento, con una dotación de 25 militares, se reiniciaron los bombardeos del lado israelí, en respuesta al lanzamiento de nuevos cohetes por parte de Hezbolá".
Otros "90 proyectiles cayeron en la zona, lo que obligó al personal sanitario a refugiarse en el búnker y retrasó varias horas la evacuación. Para entonces, el cabo ya había fallecido".
El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, consideró ayer probado que las bombas que cayeron en la zona azul procedían del lado israelí.
Además de la investigación abierta por Naciones Unidas para esclarecer los hechos, un juzgado militar español también ha abierto diligencias.