"Los presos se vieron obligados a protestar contra el trato y condiciones inhumanas, unos se tragaron termómetros; otros, bolígrafos o tornillos", declaró el abogado Zurab Todua citado por Nóvosti–Gruzia.
El medio indica que anteriormente la administración de la prisión prohibió a un grupo de reos comprar comida en la tienda del centro penitenciario y comunicarse con sus familiares durante tres meses como castigo por conversar entre sí y por felicitarse unos a otros con el Año Nuevo.
El abogado afirmó que las condiciones en las cuales se encuentran los reos en esa prisión constituyen una violación del artículo 3 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos.
En septiembre de 2012, la televisión georgiana difundió un vídeo de torturas y abusos en una cárcel a las afueras de Tiflis, lo que desencadenó una oleada de protestas masivas en varias ciudades de Georgia. Tras el escándalo, dimitió el entonces ministro del Interior georgiano, Bachó Ajalaya.