La incertidumbre del resultado en las generales de mayo choca enormemente en un país acostumbrado a la alternancia en el poder entre conservadores o laboristas. Ambos partidos se mantienen estables entre el 32% o 34% en la intención de voto, sin conseguir captar apoyos extras pese a que la campaña realmente comenzó con el año nuevo.
El bipartidismo está zozobrando con el ascenso de formaciones marginales que hasta ahora solo puntuaban en la casilla del "resto" en el reparto de votos en previos comicios.
La formación ´tory´ del actual primer ministro, David Cameron, ve amenazada, por la derecha del espectro político, sus perspectivas de mayoría absoluta y hasta la renovación de un gobierno de coalición.
El Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP), que dirige el eurodiputado Nigel Farage, está cosechando apoyos con su doble y entrelazado reclamo para imponer controles a la inmigración y abandonar la Unión Europea.
En la izquierda ideológica, los Verdes presentan una creciente competencia a los laboristas, que se resiente además de tener en la figura de Ed Miliband el líder más impopular de la isla, según los sondeos.
Pero, sobre todo, el partido de Miliband está siendo penalizado por su asociación con los conservadores en la campaña del referéndum sobre la independencia de Escocia. Los nacionalistas perdieron la consulta, pero arrasan desde pasado setiembre tanto en la intención de voto como en la adición de nuevos afiliados.
Por primera desde la creación de la autonomía en 1999, el votante escocés indica su disposición a votar por el Partido Nacionalista Escocés (SNP) con prioridad de sus rivales laboristas en las generales del próximo 7 de mayo.
Si la tendencia expresada en los sondeos se repite en los colegios electorales, Escocia puede negar a Miliband los escaños que necesita para encabezar un gobierno y mudarse a Downing Street.
En el centro se mantienen los liberal-demócratas, que han perdido un tercio de apoyos desde su entrada en el gobierno Cameron en 2010. Solo el sistema mayoritario vigente en Reino Unido puede salvar del descalabro electoral a la formación del viceprimer ministro Nick Clegg.
La campaña del equipo de Clegg resalta la posición palanca de su baza centrista, se identifican como los socios mejor situados para moderar las políticas de los dos grandes partidos británicos.
"Una economía más fuerte en una sociedad más justa", reza su lema en referencia a la asumida mejor competencia de los ´tories´ en la gestión de la economía y, en el polo opuesto, a la protección de los servicios públicos que define por tradición a los laboristas.
Los sondeos no dan una pista clara sobre los resultados, pero sí indican los temas que más preocupan al electorado. La última encuesta de la BBC, que está en línea con consultas anteriores, coloca el Servicio de Salud Pública (NHS) en la cumbre, seguido de la economía, la inmigración y el sistema del bienestar.