Solamente el estado de Sao Paulo posee 568 municipios en situación de emergencia por la falta de agua y 35,5 millones de habitantes con racionamiento, mientras que las principales reservas hídricas de la región no alcanzan el 10% de sus reservas en ninguno de los casos y la mayor de todas, el Sistema Cantareira, apenas acabó la semana al 5,1% de su capacidad total.
La dramática situación se repite con igual intensidad en el nordeste del país, en el estado de Ceará 5,5 millones de personas sufren racionamiento de agua potable y solamente ocho ciudades de todo el estado no han declarado aun el estado de emergencia por sequía.
Por su parte, aunque el estado de Río de Janeiro no está incluido en los 46 millones de personas afectadas directamente por la sequía, es posible que en pocas semanas los 16 millones de habitantes que alberga se sumen a la lista.
La represa de Funil en Itatiaia, en el sur del estado, alcanzó el pasado sábado el nivel más bajo desde su construcción en 1969 con un volumen del 3,49% de su capacidad total, lo cual pone en peligro el funcionamiento de la hidroeléctrica de Funil pieza clave del suministro eléctrico en los estados Río de Janeiro, Sao Paulo y Espírito Santo.
La misma situación se dio en la represa de Paraibuna el pasado miércoles, la mayor reserva de agua potable del estado de Río de Janeiro, que alcanzó el nivel de reserva por primera vez desde su construcción en 1978 obligando a desactivar la planta hidroeléctrica según el Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS).
A dos semanas para el inicio del Carnaval de Río de Janeiro, la Secretaria Estatal de Medio Ambiente del estado aseguró que los 2 billones de litros de agua de la reserva de Paraibuna garantizarían el acceso al agua potable de los habitantes de la ciudad durante los próximos 6 meses, aunque alertó de la gravedad que supondría acabar con la reserva.