El autor confeso de la matanza del 12 de enero es un soldado de la base militar rusa desplegada en Gyumri, capturado cuando intentaba cruzar la frontera con Turquía. En el ataque murieron primero seis miembros de una familia y el lunes falleció una séptima víctima, un bebé de seis meses que presentaba heridas de bayoneta.

"Observamos intentos de politizar la situación", dijo Lavrov. Explicó que no se refiere ni a las autoridades armenias ni a las rusas. "Muchos quieren utilizar esta tragedia para obtener algún tipo de ventaja geopolítica", señaló el jefe de la diplomacia rusa.
Aseguró que se hará lo posible para que este terrible crimen no se quede impune. "También haremos lo que haga falta para que no se repita", prometió.
Al mismo tiempo, Lavrov se mostró convencido de que las relaciones ruso-armenias no se verán perjudicadas a raíz de la tragedia en Gyumri.