El 18 de enero los hutíes, descontentos con la política de las autoridades, secuestraron al jefe de la Cancillería presidencial. El lunes, los enfrentamientos entre los milicianos y el servicio de seguridad del presidente del país se saldaron con la muerte de nueve personas y otras 60 resultaron heridas.
El movimiento de los hutíes, o Ansar Alá (Seguidores de Dios), surgió a principios de los noventas y en la década siguiente se levantó en armas en varias ocasiones reclamando del Gobierno mayor autonomía y privilegios para su provincia natal, Saada, en el noroeste del país. En 2011 participaron junto con otras fuerzas en la rebelión contra el presidente Alí Abdalá Saleh. En agosto de 2014 los hutíes consiguieron tomar la capital del país, Saná, tras varias semanas de protestas antigubernamentales que exigían restablecer los precios subvencionados del combustible.
En septiembre lograron varios acuerdos con las autoridades para poner fin al conflicto, pero no respetaron la exigencia de retirar a los milicianos. Los hutíes controlan actualmente amplias zonas de Yemen y reclaman una mayor participación en el Gobierno, así como un pacto contra la corrupción.