En noviembre pasado, el Servicio de Empleo detectó la existencia de retrasos en los pagos por un total de 181,5 millones de rublos (2,74 millones de euros).
Se confirmó en particular que Capello y el director deportivo de la selección rusa, el también italiano Oreste Cinquini, llevaban ya varios meses sin cobrar.
Tras la inspección, la entidad fijó como plazo máximo para saldar la deuda el 19 de diciembre de 2015, pero posteriormente retrasó un mes esta fecha e impuso multas a la Unión de Fútbol (RFS, por sus siglas en ruso) y su presidente Nikolái Tolstij.
"Nos esforzaremos para saldar la deuda con el seleccionador nacional y recurriremos a toda fuente oficial que ayude a la Unión a cumplir su compromiso con Capello", declaró entonces Tolstij, quien atribuyó los retrasos a la falta de fondos.
Entretanto, la deuda de la RFS ha alcanzado ya los 600 millones de rublos o 9,2 millones de dólares, escribe este lunes Vedomosti.
Una fuente cercana a la unión que cita el diario afirma que el Servicio de Empleo había detectado solo una pequeña parte de la deuda con Capello.
"Dado el tipo de cambio del euro, esta deuda, de unos 5 o 5,5 millones de euros, asciende ya a 400.000 millones de rublos, a los que hay que sumar unos 200.000 millones más que la RFS tiene que abonar en concepto de impuestos", explicó la fuente.
El propio técnico italiano dijo el mes pasado que quería seguir al frente del equipo nacional ruso por "creer en este proyecto" y que las preguntas en torno a su sueldo le incomodaban mucho.
"En todo caso, me considero embajador de un país que va a organizar el Mundial", manifestó Capello en declaraciones a R-Sport.
En caso de incumplimiento del plazo para pagar el salario adeudado, la Unión de Fútbol se enfrentará a una inspección extraordinaria por parte de Empleo.
Este incumplimiento acarrea una multa para la RFS y una inhabilitación de entre seis meses y tres años para el responsable de abonar los salarios, que deberá ser despedido por la unión.