A las puertas del local, varias decenas de personas se manifestaron con gritos de "vergüenza", y el mismo show fue interrumpido brevemente cuando un espectador gritó "Bill Cosby, eres un violador".
El incidente se repite hoy en todas las cabeceras de Estados Unidos, mientras continua imparable el via crucis de quien fuera el astro de la televisión americana durante los años setenta y ochenta, referente para varias generaciones de cómicos y que en los últimos dos meses ha visto como su reputación era calcinada por no menos de veinte denuncias en la prensa por supuestas violaciones.
Esta semana Phylicia Rashad, compañera de reparto en "El show de Bill Cosby" (interpretaba a su esposa), ha salido en defensa del cómico estadounidense. "Olviden a esas mujeres", dijo en una entrevista. Ayer matizó sus palabras en la cadena ABC, explicando que en realidad fue malinterpretada: "Esto no es lo que dije. Lo que dije fue que "Esto no tiene que ver con las mujeres, sino con otra cosa. Se trata de la destrucción de un legado"". La actriz se ha reafirmado en que no habría que prestar atención a unas denuncias que considera malintencionadas y falsas. Aunque crece el runrún mediático contra Cosby, hay quien sospecha que se trata de un intento de chantaje orquestado. En el caso de no obtener indemnizaciones, tratarían de ganar dinero paseando por los medios de comunicación dedicados al cotilleo. Imposible, de momento, saber quién miente en este baile de réplicas y contrarréplicas.
El pasado miércoles otras tres mujeres habían denunciado públicamente a Cosby. Acompañadas de la abogada Gloria Allred, Linda Kirkpatrick, Lynn Neal y 'Kacey' (nombre supuesto al no querer revelar su verdadera identidad), leyeron ante la prensa sendos comunicados. En todos ellos se repetía el patrón conocido, a saber, como Cosby habría aprovechado su amistad para drogarlas e intentar violarlas. Suma y sigue en un reguero de acusaciones que comenzó en el año 2000, con la actriz Lachele Covington, que entonces tenía 20 años.