Con la importantísima misión de ayudar en la organización del mayor evento deportivo del mundo durante los próximos 18 meses, el nombramiento del joven hijo del exgobernador, Sérgio Cabral, y miembro del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) ha generado gran polémica entre algunos sectores responsables de la organización de Río 2016.
No es para menos, en Río de Janeiro no solamente se ubica el Comité Olímpico Brasileño (COB) sino que además alberga a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) por lo que la práctica totalidad de las actividades deportivas de ámbito internacional de Brasil pasarán a estar en manos de el joven.
Sin embargo, el escándalo por el nombramiento a dedo a personas que reúnen poca o ninguna experiencia en el sector ha venido siendo una constante en Brasil en las últimas semanas.
El nuevo ministro de Deportes de Brasil, George Hilton, es un conocido pastor evangélico de la Iglesia Universal Reino de Dios sin ningún tipo de vinculación con el mundo deportivo en toda su carrera como diputado federal por el Partido Republicano Brasileño (PRB).
Además, Hilton fue detenido en 2005 cuando desembarcó en el aeropuerto de Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais, con un maletín y varias cajas repletos de dinero y cheques que, según él, pertenecían a donaciones a la Iglesia Universal, un escándalo que le costó la expulsión de su anterior partido el Partido del Frente Liberal.
La lista de nombramientos dudosos se completa con la designación por parte del gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, del también pastor evangélico, Jean Madeira, como secretario de Deportes de Sao Paulo por el Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB).
Todas estas circunstancias hacen pensar que la opinión pública brasileña así como algunos medios de información comiencen a hablar de trato de favor y caciquismo en los estados de Río de Janeiro y Sao Paulo, así como de la cada vez más evidente influencia de los sectores evangélicos en la política de Brasil.