Así lo confirmaron los datos divulgados el lunes por el Instituto Brasileño de Economía (IBRE) de la Fundación Getulio Vargas (FGV) y que obligaron al nuevo ministro de Hacienda, Joaquin Levy, a declarar su intención de realizar un ajuste fiscal como medida de contención a la crisis inflacionaria y con ello acalmar a los mercados bursátiles.
Fruto del nerviosismo, la incertidumbre creada por la corrupción y en gran medida de la fuerte caída del precio del petróleo en 2014, la petrolera semiestatal brasileña Petrobras cerró el lunes su cotización en la Bolsa de Sao Paulo con una caída del 8,01% de sus acciones sin derecho a voto, dejando en 8,61 reales brasileños su valor, el más bajo desde que en septiembre de 2004 las acciones cayesen a los 8,23 reales.
Paralelamente, la balanza comercial de Brasil en 2014 alcanzó su peor resultado desde 1998 con un volumen de importación que supera a las exportaciones en 3.930 millones de dólares y que echó por tierra las previsiones del Banco Central, que había estimado un balance positivo de 2.500 millones de dólares en 2014.
Entre los motivos presentados el lunes por el Ministerio de Desarrollo, industria y Comercio Exterior de Brasil destaca la caída de precios de las commodities exportados por el país, principalmente el petróleo, el hierro y la soja, aunque también señala las dificultades de su socio comercial Argentina para demandar productos brasileños con el peso argentino fuertemente devaluado.