La reivindicación de España se registró el pasado 17 de diciembre en Nueva York, según explica hoy Luis Somoza Losada, del Instituto Geológico y Minero de España, en el diario El País.
"Es la mayor ampliación de la soberanía nacional desde Cristóbal Colon" afirma Losada de una zona atlántica donde "hay gas".
"Otra cosa es que sea rentable extraerlo", explica el especialista al diario. Depende, según este investigador, de si hay grandes bolsas en el subsuelo y de la profundidad. "También puede haber petróleo", dice Somoza. "Lo que no hay es caladeros, porque son aguas muy profundas".
Portugal reclama, desde hace cinco años, 10.000 kilómetros cuadrados de la misma zona que reclama España.
Para Lisboa, "la ampliación de la plataforma continental es un asunto prioritario", según El País, que recuerda el escrito de Amparo Sereno, investigadora portuguesa del centro de Estudios Jurídicos Económicos y Ambientales.
"Las esperanzas depositadas en la capacidad de desarrollo económico y social del mar constituyen una de las escasas buenas noticias que el actual Gobierno puede dar a la sociedad portuguesa, en el contexto de una agenda política y mediática dominada por el rescate", insiste la experta en la Revista Electrónica de Estudios Internacionales.
Los dos investigadores avanzan en que se llegará a un acuerdo de reparticipación de las aguas oceánicas y que la disputa no alcanzará los niveles de enfrentamiento que existe en el Ártico.
De lograrse la demanda, España tendrá los derechos de "exploración y de la explotación de sus recursos naturales", pero también tendrá "la obligación de preservar la zona".