Uno de tales establecimientos, llamado Girasol y situado en Osaka, se abre a las diez de la mañana. Igual que los pupilos humanos, los canes llegan llevando una mochilita y un diario, donde el educador anota observaciones sobre su estado y conducta.
La mascota puede venir acompañada del dueño o sin éste, en un camioneta especial de ruta fija.
Las personas que quieren vivir en compañía de un perro bien educado pagan una cota de ingreso equivalente a 160 dólares y un curso de 8 clases de 310 dólares.
Al can le enseñan percibir sin asustarse la llamada a la puerta, el ruido de tren, las reglas de contacto con otros perros, etc. Como instructor a veces actúa un animal adiestrado, propiedad de la "guardería".
Mucha gente reconoce que su mascota se ha hecho más cariñosa, se porta bien en casa y acoge mejor a los visitantes.
Otras personas dejan al can en tal "guardería" para que no esté solo el tiempo que dedican al trabajo.
En familias japoneses viven más de 10 millones de perros. El mantenimiento de uno cuesta, como término medio, 3.000 dólares. Un 10% de ese monto se gasta en el adiestramiento y la educación del can.
Últimamente en Japón se han difundido también los hogares para animales ancianos, que permiten al dueño, que por una u otra razón no puede cuidar a tal perro en casa, seguir su vida por internet en tiempo real.
También hay clubes de fitness y salones de belleza especializados en atender a los perros.
