Señaló que el cambio de gobierno del 22 de febrero de 2014 se produjo a manos de "aventureros políticos con la ayuda de fuerzas exteriores" en un momento en el que no había guerra civil en Donbás, las pensiones y los salarios se pagaban sin retrasos e íntegramente y Crimea no se había adherido a Rusia.
El expresidente rechazó también las acusaciones de estar involucrado en la financiación de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
"Son mentiras cínicas. Los políticos ucranianos formulan a menudo ese tipo de acusaciones, sobre todo (el jefe del Consejo de Seguridad de Ucrania, Valentín) Naliváichenko", dijo Yanukóvich.
Afirmó que las autoridades ucranianas actuales no presentaron ni una sola prueba que confirme las acusaciones.
"Aconsejaría a Naliváicheko y a otros colegas suyos pensar en la legitimidad de sus acciones y a las consecuencias inevitables que van a afrontar porque tienen las manos manchadas de sangre", recalcó.
En noviembre de 2013 el Gobierno ucraniano aplazó la firma del acuerdo de asociación con la UE. Seguidamente comenzaron multitudinarias protestas y el presidente Víctor Yanukóvich aceptó volver a la constitución de 2004 (redistribuir los poderes presidenciales a favor del Legislativo) y adelantar elecciones presidenciales.
Sin embargo, el Parlamento ucraniano, que cayó bajo el control de la oposición, anunció que Yanukóvich "se desmarcó del poder", y acto seguido restableció la constitución de 2004 y convocó presidenciales anticipadas.
Moscú resaltó en reiteradas ocasiones que el cambio de poder en Kiev se produjo de forma inconstitucional y lo califica de "golpe de Estado".