Este es, sin duda, el caso del profesor de historia retirado, Marco Aurelio García o "MAG", como se le conoce en Brasil.
Como asesor especial de la Presidencia para Asuntos Internacionales, el papel de Garcia en el deshielo de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, tras 53 años de hostilidades, ha sido clave. Militante de izquierdas desde su juventud, MAG permaneció en el exilio durante el periodo militar en Brasil (1964-1985) permaneciendo en la Chile de Allende entre 1970 y 1973 y posteriormente, tras el golpe de Pinochet y muerte del presidente en el Palacio de la Moneda, puso rumbo a París donde ejerció como docente en varias universidades hasta 1979, momento en el que regresó a Brasil para acogerse a la Ley de Amnistía.
Como uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores y organizador del Foro de Sao Paulo en 1990, su papel de nexo entre los movimientos de izquierda de toda Latinoamérica y el Caribe siempre le valió la más alta consideración. Es por ello que desde 1994, Garcia ha coordenado internacionalmente cada una de las campañas del Partido de los Trabajadores y elaborado la sección de política exterior del expresidente Lula da Silva y de la actual presidenta Dilma Rousseff.
El pasado jueves, MAG daba a conocer lo que en determinados círculos de Brasília era un secreto a voces en una entrevista con el diario brasileño "Folha de Sao Paulo". El Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República de Brasil, fue en el último año el lugar en el que se coció el cese de las tensiones diplomáticas entre los gobiernos de Raul Castro y Barack Obama.
"Tenemos clara la importancia de Estados Unidos en el mundo y especialmente en las Américas. Los EE.UU tienen esa misma percepción de nosotros, tanto es así que Joe Biden intentó hablar con la presidenta Rousseff para anticipar el anuncio de Obama", aseguró Garcia quien desveló que Raúl Castro le pidió personalmente hace un año que sirviese de enlace entre los dos países y le trasmitió que estaban "dispuestos a negociar de la A a la Z, sin restricciones".
Sin perder el tiempo, Brasil jugó además su carta de ser la mayor reserva católica del mundo y accionó la ayuda del Vaticano a través de la figura del carismático Papa Francisco quien ya había conversado sobre la cuestión con representantes cubanos y estadounidenses en Roma. Como Garcia señala, la elección de Brasil y el Vaticano como agentes neutrales entre Latinoamérica y EE.UU se debió a que "los países de América Latina cuando discutían con EE.UU siempre acabaron en el tema de Cuba". Para Garcia, en este contexto de recelo hacia la superpotencia, el papel del exembajador en Brasil y actual asesor del secretario de Estado norteamericano John Kerry, Thomas Shannon, fue indispensable para lograr los acercamientos "por su pensamiento lúcido y por la necesidad de reconocer saber qué paso tenía que ser dado".
Satisfecho por lo conseguido, Garcia fue tajante al afirmar esta semana que "fue eliminado el último resquicio de la Guerra Fría". No cabe duda que MAG será una pieza clave en el nuevo tablero geopolítico que se abre en el Caribe tras el regreso de Cuba a las relaciones diplomáticas tras medio siglo de aislamiento forzado. El más que probable cese del embargo económico será decisivo en este cambio de equilibrios. "Ya está ocurriendo el cambio aunque no me gusta la palabra apertura", declaró Garcia quien anticipa "un cambio en el tejido social y político inevitable" en Cuba.
Es ahora cuando Brasil tendrá que mover sus fichas en la mediación diplomática de cara a la caída del embargo. No solamente por cuestiones geopolíticas, sino que debido a su inversión de 957 millones en Puerto Mariel, la séptima economía mundial y brazo de los BRICS en América se convertirá en el mayor socio comercial de Cuba y dispondrá del mayor puerto del Caribe a tan solo 150 kilómetros de Florida.
El próximo día 1 de enero, durante la toma de posesión del segundo mandato de Dilma Rousseff, no solamente servirá para cerrar heridas con el vicepresidente norteamericano Joe Biden tras el escándalo de espionaje desvelado por Edward Snowden en 2013. Sino que será el escenario ideal para el reencuentro de los altos cargos de exteriores de Cuba y Estados Unidos que contarán con la hospitalidad del Gobierno de Brasil que, sin duda, será el primer interesado en que esta relación progrese en los próximos años.