El 20 de diciembre de 1989 EEUU invadió Panamá para derrocar al dictador Manuel Antonio Noriega. Según datos oficiales, la operación se saldó con unos 500 muertos, pero los defensores de los derechos humanos estiman las pérdidas humanas en miles.
"El pueblo panameño siente la invasión y las muertes que causó como una derrota del proyecto nacional", aseguró Gandásegui.
Precisó que el fin de la invasión era asegurar la reelección del presidente de EEUU, George Bush padre.
"Panamá fue escogido en aquellas circunstancias para devolverle al líder estadounidense posibilidades de reelección en las elecciones de 1992", subrayó.
Recordó que el propio Noriega, a quien Bush utilizó "como pieza en su juego", llegó al poder en 1983 apoyado por Washington y estuvo financiado "por el tráfico controlado de Washington de drogas colombianas en EEUU".
El experto subrayó que tras la invasión al poder volvió una fracción de clase rentista que tradicionalmente "había tenido hegemonía en el istmo de Panamá" y que "apoyó la invasión militar norteamericana".
"Este sector conserva su control sobre el país en estrecha alianza y subordinación con EEUU y sus políticas neoliberales y de guerra contra las drogas", realzó.
Gandásegui estimó que la clase dominante que "ha gobernado sin interrupción durante 25 años apropiándose de los enormes recursos que representa el canal de Panamá" se encuentra actualmente "en una profunda crisis de credibilidad y legitimidad".
"El pueblo panameño, los sectores populares y las capas medidas aún no muestran capacidad para arremeter contra los intereses de los rentistas en el poder", denunció al enfatizar que "mantiene vivo en la memoria colectiva la invasión 1989 que costó miles de vidas a pesar de los intentos de borrarlo de los sucesivos gobiernos".
Mientras, el propio exdictador, citado por la cadena privada NexTV, recalcó la necesidad de investigar los hechos porque hasta el momento "han hablado y han opinado los que hicieron la invasión".
"Es necesario que exista una orientación académica en las (nuevas) generaciones porque si no, nos están creando una república sin memoria. Ya nadie sabe lo que pasó y cada uno cuenta la historia como le da la gana", dijo Noriega.
Según Noriega, no fue una invasión "sino un asalto", ya que el país ya "estaba invadido" por 14 bases militares.
Por su parte, la canciller panameña, Isabel de Saint Malo, citada por la AFP, instó a "sanar las heridas" de Panamá causadas por la injerencia.
"A 25 años de la invasión este gobierno considera oportuno tratar de sanar las heridas que este país tiene todavía abiertas (porque) hubo víctimas inocentes incluso", subrayó.
Este año, por primera vez, las autoridades panameñas rinden homenaje a las víctimas de la invasión.