La reorientación de Rusia a los mercados orientales, según Putin, es algo que "se planeaba desde hace tiempo", no un resultado del deterioro de las relaciones con Occidente.
"Asia-Pacífico se desarrolla más rápido que otras regiones, su demanda de recursos energéticos va en aumento", recordó el líder ruso en la gran rueda de prensa que ofrece cada diciembre.
El recién firmado contrato gasista con China prevé facilidades para ambas partes y "es rentable sin lugar a dudas".
Las nuevas tuberías de exportación, subrayó, permitirán a Rusia proceder a la gasificación de sus regiones orientales y transportar combustible del oeste al este y viceversa.
También Turquía es una economía creciente que solicita a Rusia aumentar el suministro a su mercado interno.
"Claro que lo haremos", aseguró el presidente.
En mayo pasado la rusa Gazprom y la china CNPC firmaron un contrato por 400.000 millones de dólares que estipula el suministro a China de 38.000 millones de metros cúbicos anuales de gas por un período de 30 años a través del gasoducto Sila Sibiri (Fuerza de Siberia), cuya construcción comenzó en Rusia el pasado 1 de septiembre.
Al mismo tiempo, a inicios de diciembre, debido a la oposición de la UE, Rusia renunció al proyecto South Stream, pensado para suministrar el gas ruso a Europa Central y del Sur y acordó con Turquía construir un gasoducto marino alternativo y una terminal de gas cerca de la frontera con Grecia.