"Dejen de una vez descansar a los muertos en paz y cicatrizar las heridas que, dolorosamente, tuvieron abiertas dos generaciones" dijo la diputada conservadora Rocío López. "El valle de los Caídos es una iglesia y un cementerio. Es un recinto sin significación política" insistió.
El Valle de los Caídos, según los populares, es "lugar pacífico, concebido como lugar de encuentro para todos los caídos en la Guerra Civil".
López estimó que hacer un censo de las 33.847 personas enterradas en el lugar es contrario "al derecho a la intimidad y de protección al honor".
El Valle de los Caídos es un monumento que ordenó construir Franco a diez kilómetros de la población madrileña de San Lorenzo del Escorial para "perpetuar la memoria de los caídos de nuestra gloriosa Cruzada", según el decreto fundacional del 1 de abril de 1940, un año después de que se acabara la sangrienta guerra civil.
En el monumento están enterrados el propio dictador y José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, así como con otros 33.872 combatientes en la Guerra Civil, nacionales y republicanos, 12.000 de ellos todavía sin identificar.
El monumento, compuesto por una cruz y una basílica de 150 metros de altura y 260 metros de longitud, respectivamente, fue construido por presos republicanos, que acabaron enterrados en el lugar.
Para el PP, la Proposición No de Ley, presentada por el diputado socialista vasco Odón Elorza, es un "arma arrojadiza" que "rezuma odio".
Elorza, por su parte, denunció en el Congreso que "hemos intentado negociar con el Partido Popular para buscar un acuerdo respecto al Valle de los Caídos. A pesar de nuestro esfuerzo, ha sido imposible y este espacio seguirá siendo después del día de hoy contrario a la dignidad democrática. Un dictador no puede ocupar una posición de privilegio como la que está ocupando en estos momentos".
Para el ex alcalde de la ciudad de San Sebastián, su propuesta era un intento de crear una "cultura de la convivencia, los Derechos Humanos, el respeto a los valores democráticos, a la concordia y a la auténtica reconciliación de la ciudadanía española".
Elorza insistió en que el Valle de los Caídos debe dejar de constituir un "símbolo al desprecio, agravio y exclusión" y ser un "espacio de semillero de paz".
