Los monarcas eméritos españoles mantuvieron una estrecha relación con la aristócrata española que en 1961 se convirtió en la reina de Bélgica tras su matrimonio con Balduino, conocido como el príncipe triste.
La boda real fue la primera en retransmitirse en directo por televisión a toda Europa, lo que dio una inmensa popularidad a una aristócrata desconocida tanto en España como en Bélgica.
Toda la realeza europea y alguna oriental asistieron al funeral celebrado en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula, a pesar de que en sus últimas voluntades la finada preveía una ceremonia humilde y discreta en su parroquia habitual.
Juan Carlos y Sofía llegaron a Bruselas el jueves por la tarde para asistir a un velatorio privado en el palacio real de la capital belga, donde estaban expuestos desde el miércoles los restos mortales de la reina.
El Parlamento Nacional guardó ayer un minuto de silencio por una "una reina excepcional que soportó con dignidad, sencillez y calidez el luto", tras la muerte de su querido Balduino.
"Vamos a mantener la memoria de una reina muy unida al pueblo. Como Fabiola, Bélgica siempre ha sido capaz de superar todos obstáculos en tiempos difíciles", dijo el vice primer ministro Kris Preeters.