El Tribunal británico de Apelación ha declarado ilegal el veto impuesto por el ministerio de Justicia al envío de libros a prisioneros por parte de sus familiares y amigos.
El ministro conservador Chris Grayling introdujo la polémica restricción en noviembre de 2013 dentro de un paquete de medidas enfocadas a prevenir el acceso de los convictos a drogas.
La sentencia dictada hoy en Londres es un duro varapalo para Grayling, a quien el juez amonesta por "engañar a la ciudadanía" y le obliga a rectificar su política sobre los objetos que un reo puede recibir mientras cumple condena en la cárcel.
El caso se ha centrado en la reclamación de Barbara Gordon-Jones, prisionera de 56 años y licenciada en Literatura, a la que las autoridades penitenciarias le negaron acceso a las novelas, ensayos y diccionarios que solicitaba.
Pero la resolución del juez Andrew Collins beneficiará al resto de presos en Inglaterra y Gales.
El juez expresa sorpresa de que el gobierno considere "un privilegio" el acceso a libros por canales distintos a la biblioteca de una prisión o al servicio nacional de préstamos.
"Un libro puede ser una muy útil y además necesaria parte del proceso de rehabilitación de un prisionero", señala el magistrado del tribunal de Apelación.
Collins añade en su sentencia: "dada la importancia de los libros para los presos, no veo ninguna buena razón para restringirlos".
La resolución contra el ministerio de Justicia es un triunfo de los abogados de Gordon-Jones y de la campaña pública que pelea desde el año pasado contra una restricción que el propio juez ha denunciado de "absurda y excesiva".
"La lectura es un derecho, no un privilegio; se debe incentivar no restringir", ha señalado hoy el abogado de la demandante.
Decenas de escritores se sumaron a la campaña contra la censura gubernamental de libros en las prisiones de Gran Bretaña.
"Es una sabia, justa e irrefutablemente acertada sentencia", ha celebrado la poetisa laureada Carol Ann Duffy.
El reconocido autor de literatura infantil, Philip Pullman, ha expresado su satisfacción por el veredicto del Tribunal contra "un veto mezquino y vengativo" del ministro de Justicia.
