El proyecto está cerrado, constató el jefe de Gazprom, Alexéi Miller, refiriéndose a South Stream después de que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunciara la suspensión de la construcción de la tubería que debía transportar el gas ruso a Europa, publica Rossiyskaya Gazeta.
Ahora el Ministerio de Energía y Gazprom tienen que preparar el estudio de factibilidad del nuevo proyecto. Se trata del gasoducto que conducirá el gas ruso a Turquía a través del mar Negro.
Se supone que en la frontera turco-griega sería creado un centro distribuidor que enviará combustible a los países de la Unión Europea.
Si este proyecto prospera, serán mínimas las pérdidas de la parte rusa, opina el experto en estudios estratégicos en materia de energía, Alexandr Kudrin.

La renuncia a South Stream es una decisión lógica, considerando la postura intransigente de la UE respecto a este proyecto, afirma por su parte Ivan Kapitonov, del Instituto de Gestión Pública.
A su juicio, había que dar tal paso la primavera pasada, cuando los Veintiocho endurecieron su actitud ante Rusia por la crisis ucraniana.
Entretanto, según Rossiyskaya Gazeta, las pérdidas directas de las compañías europeas por la cancelación de South Stream sumarán los 2.500 millones de euros, mientras los japoneses quedarán sin pedidos valorados en 320 millones de euros.