La familia del palestino que el pasado agosto mató a un israelí en un ataque con una excavadora sobre un autobús en Jerusalén ha recibido confirmación oficial de que su casa será demolida.
El autor del ataque, Mohamed Jaabis, murió por disparos de las fuerzas de seguridad israelíes. Su familia será la que sufrirá el castigo decidido por las autoridades de Israel, que han vuelto a instaurar la política de demoler las casas de los que cometan ataques.
Esta medida -que algunos funcionarios israelíes consideran contraproducente y que se ha demostrado que no aporta ningún cambio positivo- se empezó a aplicar de nuevo el pasado agosto tras nueve años sin ponerla en práctica.
El ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, ha dicho hoy durante una visita al bloque de asentamientos israelíes de Gush Etzion, en Cisjordania, que las demoliciones han demostrado ser eficaces en "la lucha contra el terrorismo y en la prevención de futuros ataques".
En agosto, el ejército destruyó las casas de Hussam Kawasme y Amar Abu Aisha, que según las fuerzas de seguridad israelíes eran responsables del secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes.
La casa de Marwan Kawasme, implicado en el secuestro, fue sellada por el Ejército israelí. Kawasme y Abu Aysha murieron en septiembre cuando las fuerzas israelíes fueron a arrestarlos al piso donde se escondían, en Hebrón.
La casa de otro palestino, Ziad Awad, acusado del asesinato de un oficial de policía en la víspera de la Pascua judía de este año, también fue demolida.