Se llama “La Cámpora” a una organización juvenil extendida en toda la Argentina que responde exclusivamente a la conducción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su hijo Máximo Kirchner. En los actos se suele notar un flujo de amor incondicional que va de los jóvenes a la Presidenta y de ésta hacia ellos. Tienen mística, pasión, desinterés y una entrega total a la Jefa.
Su nombre corresponde al del dirigente peronista Héctor J. Cámpora, que fue presidente electo en 1973 y que renunció para permitir la elección de Perón. Su característica principal fue la lealtad al líder y su simpatía hacia los jóvenes revolucionarios de la época.
Cuando el presidente Kirchner necesitó crear una fuerza propia juvenil la concibió como un semillero de cuadros técnicos y políticos, para la función de gobernar en el largo plazo. En el año 2006, la familia del expresidente Cámpora le entregó a Kirchner los atributos presidenciales que estaban en su poder. Este hecho simbólico inspiró a los jóvenes y al presidente para ponerle el nombre de “La Cámpora” al movimiento que estaban fundando.
Los primeros convocados son los mismos que figuran ahora como sus máximos dirigentes, entre ellos Máximo Kirchner, el hijo del presidente, que vive en el sur y siendo el referente principal mantiene un perfil bajo, que asombra a amigos y enemigos. Sin embargo, en el último acto público realizado en la cancha de Argentinos Junior, frente a 40.000 personas, sin ser anunciado previamente, pronunció un discurso de gran contenido, que hizo recordar al padre y que lo posiciona entre los futuros candidatos. El segundo en importancia es Andrés “Cuervo” Larroque, actual secretario general de la Cámpora y diputado nacional.
Otros dirigentes importantes: Juan Cabandié, legislador por la ciudad de Buenos Aires, es uno de los hijos de desaparecidos que nació en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) centro de detención y tortura de la dictadura militar; Mariano Recalde, titular de Aerolíneas Argentinas; José Ottavis, diputado por la Provincia de Buenos Aires; Mayra Mendoza, diputada nacional por el Frente Para la Victoria, Eduardo Wado de Pedro también diputado nacional y Julián Alvarez, actual secretario de Justicia de la Nación.
Están organizados en todo el país, existen en casi todas las ciudades de todas las provincias, en todas las universidades y colegios secundarios, su organización es horizontal, sus dirigentes que son elegidos por sus miembros se llaman a sí mismos “referentes”. Tienen locales alquilados para sus reuniones, que son solventados con fondos de los propios integrantes.
Una de las formas para crecer fue organizar trabajos voluntarios masivos para ayudar a la población en situación de catástrofes, inundaciones, tormentas, problemas de viviendas, comedores, jardines de infantes y barrios humildes. Estos trabajos han tenido gran repercusión y miles de jóvenes se han incorporado a la militancia de esta manera. En sus reuniones tienen fechas dedicadas al estudio de la historia de Argentina y de América Latina y ya tienen incorporado el concepto de Patria Grande para referirse a toda América Latina. La participación activa en trabajos voluntarios se inspira en la frase de la presidenta: “la Patria es el otro”, esta consigna solidaria fue tomada con mucha fuerza y figura en sus remeras de trabajo.
El gran crecimiento de la Cámpora, que impresionó a todos y a la propia presidenta, fue en los funerales de Néstor Kirchner, en octubre del 2010, cuando miles de jóvenes salieron espontáneamente hacia la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno donde se velaban los restos del expresidente y al pasar delante del féretro gritaban “Fuerza Cristina”. Esta consigna fortaleció a la presidenta y templó su espíritu para continuar la batalla, la presidenta no estaba sola, ni está sola, está acompañada por miles de jóvenes que la quieren y que darían la vida por su jefa.
La Cámpora surgió inesperadamente en una sociedad que estaba descreída de la política, que no confiaba en ningún partido y que todos los dirigentes eran despreciados. Esto pasó en la Argentina con el estallido de la crisis en 2001, como corolario de la política privatista de los años 90, que elevó la pobreza al 50% de la población y que los bancos se quedaron con el ahorro de la clase media, en ese año en una semana tuvimos cinco presidentes. Ningún político, sea de derecha o de izquierda podía aparecer en público, sería perseguido, escarnecido y podría ser linchado.
Por todo esto asombró el crecimiento meteórico de la militancia juvenil, miles de jóvenes del secundario, desde los 15 años se han sumado a esta fuerza y han empezado a creer en la política y en la participación como una forma de cambiar y mejorar la sociedad.
Este renacer de la política como herramienta de cambio fue uno de los logros importantes del presidente Kirchner y que además logró trasladar y convencer a los jóvenes que realizarán el futuro cambio generacional.
El próximo año, 2015 es muy importante, habrá elecciones presidenciales y la actual presidenta Cristina no puede presentarse para un tercer mandato por un impedimento constitucional. Si pudiera presentarse ganaría con facilidad, pues tiene casi el 50% de apoyo en la actualidad. Ningún otro político argentino puede darse el lujo de tener estos porcentajes.
¿Qué hará la Cámpora en el 2015? Es la pregunta del millón. ¿Hará valer su peso y su organización para imponer un candidato que no sea Cristina? Nadie puede decirlo. Es casi seguro, que la Cámpora harà lo que la presidenta le pida. Está para eso y cumplirá este papel.
*Vladimir Sebriano, economista. Se dedica al estudio de los problemas sociales, económicos y políticos de América Latina.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI