Las autoridades responsables de investigar la desaparición de 43 estudiantes de magisterio rural en el estado de Guerrero, en el sur de México, ocultaron la información de que habían sido asesinados, quemados y lanzados a un río, dijo el martes el sacerdote católico y líder humanitario Alejandro Solalinde.
"Si yo lo sabía, el Gobierno con mayor razón lo supo siempre", dijo al noticiario MVS el sacerdote, "administró la tragedia y jugó con la gente", sentenció.
El padre Solalinde reveló el 16 de octubre en una entrevista con la agencia Nóvosti los testimonios de los policías y verdugos quienes le confesaron los asesinatos de los jóvenes de etnia indígena.
Una semana después de aquella entrevista, el sacerdote acudió en compañía de la escritora Elena Poniatowska, Premio Cervantes de Literatura, para entregar los datos de la primicia al fiscal federal Jesús Murillo.
Luego viajaron a la escuela de maestros de Ayotzinapa, Guerrero, a reunirse con los padres y madres de los jóvenes.
Los familiares no quisieron creerle: "Usted no nos dio esperanza, sin embargo el Procurador (fiscal federal) vino y sí nos dio esperanzas de que los encontraría vivos", relató por primera vez el sacerdote, quien desde aquella tensa reunión se apartó del caso.
"¿Y yo qué les decía a los familiares? –se pregunta el sacerdote-.
"Se les dio esperanzas y él (fiscal Murillo) sabía perfectamente todos los hechos", que los jóvenes, secuestrados el 24 de septiembre por policías y narcos aliados por orden del alcalde de Iguala, estaban muertos.
"Fue un montaje para ganar tiempo político", dijo, "al gobierno les interesa un control de daños partidista, recuperar para el PRI (partido del presidente Enrique Peña) el estado de Guerrero (ahora gobernado por la izquierda) y las elecciones de 2018", explicó.
Los familiares le exigieron a Solalinde: "Díganos la verdad me dijeron en Ayotzinapa", pero "no tuve valor y les dije que no todos estarían muertos, que algunos sí y otros no", se excusó.
"El día que fuimos con Elenita Poniatowska, y le dijimos qué pasó (al fiscal Murillo) nos respondió: "Es una cosa simple, fue un ataque entre carteles (de narcotraficantes), los Guerreros Unidos atacaron a Los Rojos que venían con los estudiantes", reveló el párroco.
"Esta versión la comenzó a filtrar el Procurador, por eso indignó a las familias que lo hicieron recular", dijo el defensor humanitario.
Finalmente, el viernes pasado, el fiscal Murillo dijo que no había evidencia de conexiones entre los alumnos de magisterio rural con la delincuencia.
"Cambió la versión", dijo Solalinde.
Murillo dijo además que la versión del sacerdote coincide con las confesiones de los verdugos arrestados.
Crimen de Estado
"El Estado mexicano es una máquina de desaparecer personas y Ayotzinapa nos muestra cómo, es el Estado que se vuelve contra la ciudadanía", denunció el religioso, quien recibió en 2012 el Premio Nacional de Derechos Humanos en una ceremonia con el presidente Peña.
"Hemos vivido gobiernos de montajes, de conveniencia política para el provecho electoral, sin transparencia, no sabemos de un gobierno que diga la verdad, simula y hace montajes, hace cuadrar las cosas a como dé lugar", criticó Solalinde.
El objetivo de la revelación de la investigación hecha a la prensa el viernes pasado por el fiscal Murillo es presentar el caso como un hecho local aislado, sostiene el sacerdote, premiado por su trabajo de protección de inmigrantes ilegales.
La versión oficial "deslinda al Estado de los delincuentes. Condena a los criminales (…) como si el alcalde de Iguala y los policías no fueran una autoridad legítima", argumenta.
Se trata de "un crimen de Estado de lesa humanidad, quieren presentarlo como un asunto de delincuentes y nada más", se lamenta.
"Es otro montaje, no se ha mencionado al gobernador de Guerrero, ni al Ejército, ni a la Policía Federal, ni al CISEN (servicios de espionaje), dicen que es un asunto solo entre delincuentes", concluyó Solalinde.