La hermana Alicia Vacas nació en Valladolid (España) en 1972, pero hace años que vive en Oriente Medio. Enfermera de profesión, habla un árabe impecable, factor que le ayuda mucho a la hora de acercarse a las comunidades beduinas de Palestina con las que trabaja.
Alicia, que pertenece a la congregación de las Hermanas Misioneras Combonianas, reparte su tiempo entre comunidades beduinas del desierto en Cisjordania -atendiendo sus necesidades más urgentes- y refugiados de Sudán y Eritrea que llegan hasta Israel y que a menudo han sufrido secuestros, torturas y violaciones en su travesía.
Alicia es una de las protagonistas de la exposición “Vidas comprometidas: Presencia religiosa de España en Tierra Santa”, que se ha inaugurado hoy en el edificio de Notredame, en Jerusalén y que presenta al público la figura y las vidas de 35 religiosos españoles en imágenes del fotógrafo Mikel Marín y textos de la periodista Anna García.
La exhibición ha sido organizada por el Consulado General de España en Jerusalén y se ha llevado a cabo con el apoyo financiero de la Obra Pía de los Santos Lugares, organismo dependiente hoy del ministerio de Asuntos Exteriores y que durante siglos canalizó los fondos que desde España se enviaban a Tierra Santa.
“España fue el sostén principal de la presencia cristiana en Tierra Santa, desde el punto de vista financiero (llegó a cubrir cerca del 80% de los gastos de la Custodia de Tierra Santa) y desde la óptica de la presencia humana, con la labor discreta y abnegada de miles de religiosos españoles”, ha indicado el Consulado de España.
Con el paso del tiempo, “la presencia de religiosas y religiosos españoles en Tierra Santa ha ido disminuyendo”, ha indicado el cónsul general de España en Jerusalén, Juan José Escobar Stemmann, al inaugurar la exposición, con la que se pretende “hacer justicia a una labor humana hasta ahora poco conocida”.
No obstante, ha destacado que sigue existiendo un colectivo de religiosos, que atesora décadas de experiencia sobre el terreno, posee amplios conocimientos sobre la historia de los Santos Lugares y el papel jugado por España y desarrolla una gran labor de apoyo a los más desfavorecidos de la sociedad local.
El proceso hasta llegar a esta exposición, “ha sido empezar desde cero (con los fotografiados) hasta ser amigos, hasta llegar a que se fiasen de mi mirada”, explica a Nóvosti Mikel Marín, autor de las fotografías de la exposición.
La primera idea de Marín era crear un fondo común para todos y fotografiarlos con el mismo objetivo. “Pero después descubrí que cada persona es diferente y tiene un mundo totalmente distinto”, ha dicho el fotógrafo.
“El gran reto fue que la mayoría de ellos son personas muy mayores y ahora no están en activo, incluso la vida de algunos transcurre en un hospital. Entonces decidí que había que buscar ese momento íntimo de cada uno. Y hay fotos en color, blanco y negro, sepia”, ha señalado Marín.
“La foto ha salido a buscarnos porque cada uno ha tenido una imagen diferente, cada uno es un mundo. En general, son fotos más interiores que exteriores porque su mundo es interior”, ha destacado Marín, que se confiesa “un privilegiado” por haber podido compartir con los religiosos esos momentos, por haber conocido “a gente que lleva toda su vida en segunda fila, tras una cortina, sin querer ningún tipo de fama”.
Algunas imágenes -todas con una gran fuerza e impacto- son más místicas y en ellas, los protagonistas aparecen orando. Otras presentan a la persona trabajando sobre el terreno en un hospital, una maternidad, una comunidad de beduinos o una iglesia con fieles.
La esencia de los protagonistas no queda recogida solo en imágenes sino también en palabras con unos textos de la periodista Anna García que acercan al público las vidas de estos religiosos.
“He intentado ir más allá de los hábitos y escribir historias terrenales, hacer que los religiosos fueran cercanos y que a cualquier persona que le interese esta tierra le puedan interesar estas 35 historias porque no se pueden extraer del conflicto (entre israelíes y palestinos)”, ha contado Garcia a Nóvosti.
“Entre estos religiosos hay algunos que han vivido más de 50 años aquí, son veteranos de muchas guerras y su vida religiosa no puede entenderse sin este contexto de guerra”, ha subrayado la periodista.
“Vivimos en una situación en que no estamos en guerra, pero no estamos en paz”, ha afirmado la hermana comboniana Teresa Irene Yago, del Centro de Espiritualidad que esta comunidad tiene en la localidad palestina de Al Azariya, la Betania bíblica. El centro está al lado del muro de hormigón que Israel levantó dentro de Cisjordania.
Para Teresa, participar en la exposición ha sido “una experiencia bonita, que te hace sentir en familia”. La exhibición podrá visitarse durante un mes en Jerusalén y luego se verá en Belén (Palestina), Galilea (Israel), Amán (Jordania), Beirut (Líbano) y diversas localidades de España. Las fotografías y los textos formarán parte de un libro que se editará próximamente.