El teniente Luis Gonzalo Segura acaba de salir de una prisión militar, donde ha estado encerrado dos meses, la sanción más alta por una falta grave, tras publicar su libro, 'Un paso al frente'. En él cuenta la corrupción en las Fuerzas Armadas y denuncia la vulneración de los derechos y libertades de los soldados. Ni su huelga de hambre, ni las pruebas que demuestran su testimonio han logrado que el Gobierno, el Ministerio de Defensa o el propio Ejército den explicaciones. "Siguen en la dictadura, tienen total inmunidad", afirma el teniente.
Hay medios en España que todavía no han contado nada sobre tu caso y sin embargo, otros lo califican como uno de los mayores escándalos en el Ejército. ¿Cómo lo estás viviendo tú?
Ha pasado todo muy rápido, hay muchos medios que intentan descalificarme y otros me silencian. Me han encerrado porque las manifestaciones que yo hago son contrarias a la disciplina, pero no porque sean falsas. La gente se preguntará, si lo que digo es cierto, ¿por qué me encierran a mí y no a los culpables? Esto va en contra del Tribunal Europeo (TE) de Derechos Humanos. En 1994, unos austriacos criticaron a sus fuerzas armadas y propusieron reformas. En Austria los sancionaron pero el TE les dio la razón. ¿Cómo puede ser que España, 20 años después, siga haciendo lo mismo? La sentencia del TE dice que la libertad de expresión no termina en la puerta de los cuarteles y que los militares tenemos derecho a ejercer la crítica e incluso proponer reformas. Es lo que he hecho yo.
¿Qué repercusiones está teniendo el libro?
Muchas, ya es uno de los 10 más vendidos del año en España y creo que todo este ruido y movimiento está consiguiendo romper el tabú de no hablar de las Fuerzas Armadas, al igual que pasaba antes con la monarquía. Además, contextualiza todas las noticias de corrupción, aisladas, que habían salido sobre el Ejército. Por ejemplo, la de un teniente que vendía los ordenadores de las Fuerzas Armadas por Ebay para su beneficio propio. Otro de los ejemplos que denuncio es el del Submarino S80. 2.150 millones de euros gastados en un submarino que no flota y que necesita otra inversión millonaria para arreglarlo. Nadie ha dimitido por errores como este, nadie ha dado la cara. Detrás hay un trasfondo de corrupción terrible y nosotros lo vemos a diario porque en nuestro ambiente, en los cuarteles, es totalmente público. Es como una dictadura, como saben que no lo vas a denunciar, no se ocultan.
¿Inmunidad judicial para la cúpula?
Exacto. Yo me presenté ante el juez con archivos que probaban mi denuncia y además le di testigos que corroboraban mi versión. Nada sirvió contra su inmunidad. Cerraron el caso alegando además que “no presenté pruebas”. Es frustrante.
¿Qué pruebas llegas a conseguir?
Tengo grabaciones de mis superiores en las que se delatan, me dan la razón o me amenazan. También archivos que lo demuestran. Algo ya está publicado y, sin embargo, el coronel en cuestión sigue en su puesto, sin sanción.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido?
Ir a la justicia, porque yo creía que el Ejército iba mal porque no se denuncia, pero no es así. La justicia no funciona, da igual que denuncies, como en una dictadura.
Todo avanzó muy rápido desde la publicación del libro…
Sí, pero negativamente. Los primeros ejemplares salen a la venta un 4 de mayo, el 6 de mayo me abren expediente, el 14 me lo comunican, el 22 me abren el expediente gubernativo para expulsarme, y el 18 de julio entro en la cárcel. Su estrategia ha sido desacreditarme y negarlo todo.
¿Cómo recibes la noticia de que tienes que entrar en prisión dos meses, la sanción máxima por una falta grave?
Mal, ha sido muy difícil. Durante los últimos días en prisión yo me puse muy mal de salud y no me dieron auxilio. Estaba a su merced, no me permitían ir al médico ni llamar a la guardia civil para denunciarlo.
Empezaste una huelga de hambre antes de entrar en prisión.
Fueron 22 días sin comer. Lo dejé porque si continuaba se podían producir daños irreversibles. Durante mi etapa en prisión, recibí tortura psicológica. Introducían bandejas de comida en la habitación, esto para alguien que está en una huelga de hambre es terrible. Pero esto se pone serio a partir del séptimo día, cuando, si yo llego a ingerir comida, podría haber fallecido.
¿Se respetan los derechos humanos en el Ejército?
Tengo la certeza de que no se respetan, lo pruebo con muchos casos.
Tu libro ha sido prohibido dentro del Ejército.
Han prohibido el libro y les han prohibido a mis compañeros hablar de mí. Incluso yo he sido sancionado por hablar del libro en horario de descanso.
¿Y los compañeros, cómo reaccionan?
Hay miedo, yo he perdido varias amistades porque tienen miedo de represalias. Ahora mismo los servicios de inteligencia española me están siguiendo, tenemos fotos de miembros del CNI grabándonos. En una presentación del libro vino un señor con una cámara escondida para grabar los asistentes a la misma. Quieren fichar a todos los militares que me apoyan y después circula una lista negra por las unidades. A muchos incluso les han interrogado.
Te acusan de poner en peligro la seguridad de Estado.
No, yo sólo intento cambiar las Fuerzas Armadas, no voy contra ellas. De hecho, no he revelado ningún secreto de estado, y conozco unos cuantos.
Hablas en tu libro de que utilizan a los soldados como sirvientes, ¿esto es así?
Sí, los utilizan como esclavos, es casi una sociedad feudal. Uno de los casos que denuncio es un general que vino a trabajar a Madrid y exigió, sin permiso superior, dos soldados y un coche oficial. Pasaron a ser sus chóferes y los de su mujer. Todo esto era ilegal, no se justificaba, y se mentía sobre el destino de los soldados. Otro de los casos es cuando los ponen a limpiar o a recoger colillas, sólo porque así lo quieren los superiores. Esto refleja la ausencia total de derechos que tienen los militares de tropa.
¿Qué propones como solución?
Aumentar sus derechos laborales, eso les da fuerza para no sumirse ante los superiores. El abuso de poder no pasaría si el soldado sabe que no le pueden expulsar. Otro de los aspectos es la falta de libertad de expresión, si la hubiese sería un elemento de garantía de cumplimiento de determinados derechos. Lo que pido es que esta libertad llegue a España, porque ya está concedida en Europa.
¿Y para la corrupción?
Una auditoría. Para esto me remito a la única que se ha hecho este año en las Fuerzas Armadas, en el Cuartel de Getafe, en Madrid. Era un disparate, los millones de euros desviados con cuentas: cuentas ficticias, no pagaban impuestos, etc. Tengo claro que eso es así en todos los cuarteles de España. Yo hice un inventario, del que hablo en el libro, en el que había 5 millones de euros de desvíos en cada unidad, si lo multiplicamos por todas las de España sale una cifra desorbitada.
¿Tienes constancia de que esto pueda pasar en otros Ejércitos del mundo?
El que más se puede parecer es el de Argentina. Tienen ambos una dictadura heredada que todavía está muy presente. No hubo una completa regeneración de las Fuerzas Armadas, al igual que no hubo un completo enjuiciamiento de determinados hechos históricos.
¿La cúpula sigue siendo franquista?
Sí. Porque gran parte de la izquierda, ideológicamente, ha dado la espalda a las fuerzas armadas. Lo primero que les enseñan a sus hijos es que el Ejército es malo. Esto lo que provoca es que en la cúpula militar entren los hijos de los que ya están. Casi un puesto heredado que se mantiene conservador como en la dictadura franquista.
¿Esto es peligroso en una sociedad tan heterogénea como la de España?
Sí. Las bases sí se han regenerado, pero en la cúpula te encuentras que son ideológicamente muy homogéneos, no representativos de la sociedad, y anclados en el franquismo. Esto es muy peligroso, porque unas fuerzas armadas es más fácil que no se vuelvan contra una sociedad cuanto más representativas y plurales sean, cuanto más homogéneas, yo creo que son más peligrosas.