El laberinto catalán

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Rajoy, de momento, no mueve ficha, escondido tras el muro de la legalidad española. Pero lo peor es que actúa como si no tuviera intención de moverla nunca.

¿Y ahora qué? se preguntan todos ante el proceso independentista catalán que parece haber llegado a punto sin solución, pero también sin retorno. El Gobierno nacionalista ha seguido su hoja de ruta y, amparándose en las leyes aprobadas por el Parlamento regional, ha convocado contra viento y marea un referéndum independentista para el próximo 9 de noviembre.

La respuesta del Gobierno conservador del Partido Popular sigue siendo la misma desde hace un año: la Constitución española no permite los plebiscitos unilaterales. Todos los miembros del Ejecutivo de Madrid llevan desde diciembre de 2013 sin saltarse el guion. Esta semana, el Tribunal Constitucional ha suspendido cautelarmente la consulta durante cinco meses y pocos creen que haya sentencia antes de fin de mes.

Escudado tras el muro de la legalidad, el presidente español Mariano Rajoy no encuentra el momento de tender un puente que aplaque las ansias de los nacionalistas.

Cada vez son más las voces que urgen al dirigente español a intentar encontrar una solución política y no tanto jurídica al conflicto catalán. Las presiones le llegan desde dentro, como la que este jueves le lanzó el expresidente socialista Felipe González, pero sobre todo desde fuera, donde los medios de comunicación internacionales le piden que deje decidir a los catalanes su futuro y despeje de una vez por todas el laberinto en el que se encuentra entrampado el reto catalán.

© Foto : Cortesía de Pilar CasanovaPilar Casanova
Pilar Casanova - Sputnik Mundo
Pilar Casanova

El presidente catalán Artur Mas ha ganado poco a poco la partida en la comunidad internacional. Después de Escocia, Europa espera la salida del galimatías que significa el desafío catalán.

El Ejecutivo regional, ante el freno jurídico español, practica la política de hechos consumados basándose fundamentalmente en la inquebrantable unidad de los partidos soberanistas y, sobre todo, apoyándose en la movilización ciudadana en defensa del derecho a votar. Y les anima a tomar las calles y a seguir reclamando sus derechos.

Los partidos políticos independentistas insisten en que no hay plan B y que el 9 de noviembre las urnas saldrán a la calle. Las plataformas civiles de los independentistas, que el pasado 11 de septiembre llenaron las dos principales arterias de Barcelona con cerca de dos millones de personas, según sus propios datos, ya han alertado que activarán "la campaña política más grande que se haya hecho jamás en Europa". Y han empezado la cruzada puerta a puerta para buscar más adhesiones.

Los secesionistas han ganado por goleada la batalla de la calle. Y el mundo concede que esa mayoría social, mucho mayor que en Escocia, debe ser escuchada.

Las espadas siguen afiladas y en alto. De ahí los numerosos llamamientos a encontrar cuanto antes la salida del laberinto. Con el ordeno y mando de Rajoy no es suficiente, a pesar de la pública deslealtad catalana a las leyes españolas —los analistas recuerdan que en el proceso escocés se siguieron las reglas del juego democrático y el camino se pactó en el Parlamento británico-. Los catalanes juegan con que es muy difícil aplacar el "sentimiento" de querer ser una nación, un nuevo Estado en Europa.

La presión para que Rajoy deje de parapetarse en la Constitución, los jueces, la ley y los tribunales es más fuerte que nunca. Rajoy ha ejercido el poder con contundencia, pero no ha sabido convencer a la ciudadanía. Rajoy no ha sabido explicar a los catalanes las bondades de seguir juntos, como sí hizo el premier británico David Cameron con los escoceses.

Rajoy viaja lo menos posible a Cataluña y siempre a actos cerrados sin posibilidad de cercanía con la ciudadanía. Parece esperar que la lenta recuperación económica sane todas las heridas.

Hoy, lo que está claro es que el referéndum no se celebrará. Nadie pone la mano en el fuego en que puede ocurrir el 9 de noviembre. Ni tampoco el día después. ¿Saldrán los tanques españoles a las calles de las ciudades catalanas? ¿Se suspenderá la autonomía catalana? ¿Los ayuntamientos instalarán las urnas a pesar de las prohibiciones? Son las preguntas que hace tiempo que corren de boca en boca frente a un conflicto enquistado.

Por ello la imperiosa necesidad de que antes del 9 de noviembre Rajoy pueda pactar un punto de encuentro con la Generalitat de Cataluña que aclare el camino hacia el entendimiento. Tanto Escocia como Quebec pueden ser buenos modelos.

Hasta la agencia norteamericana, Bloomberg, le ha dicho a Rajoy que "reconozca sus errores" y deje votar a los catalanes como ha hecho Cameron. En un duro comunicado publicado en su página web esta semana, los editorialistas del gigante de la comunicación piden al presidente español que reforme la Constitución, deje votar a los catalanes y empiece a hacer campaña por el "no" como hizo el Gobierno de Londres.

En el texto, exige a Rajoy que se deje de "evasivas" y le pide que actúe "para evitar una posible espiral de desobediencia civil e incluso de violencia". Y le anima a iniciar negociaciones, empezando por ofrecer a Cataluña más autonomía y mayor control de sus impuestos. Cataluña es la región con el mayor peso económico de España.

También el Financial Times cree que ha llegado la hora de "frenar la crisis de Cataluña" y pide a Rajoy que negocie una solución política, que ofrezca una tercera vía entre "la secesión y el statu quo" y que reforme la Carta Magna.

Rajoy, de momento, no mueve ficha, escondido tras el muro de la legalidad española. Pero lo peor es que actúa como si no tuviera intención de moverla nunca.

 

* Pilar Casanova (Lleida, 1957), corresponsal en Moscú (1986-1992) y en Washington (1992-1996), enviada especial en muchos conflictos internacionales (Tien’an’men, Camboya, Nagorno-Karabaj…). En más de 30 años de experiencia fundó dos periódicos (Diario de Sevilla y El Observador), dirigió la edición de otros tres, fue asesora de los gabinete de comunicación de la Generalitat de Catalunya y de la Comunidad de Madrid. Es autora de un libro sobre las repúblicas bálticas y la URSS. Ahora, inicia una etapa más en Nóvosti y la Voz de Rusia.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE ESTA AGENCIA

 

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