El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, convencido de que se agota el tiempo de los discursos, se ha dirigido a la Asamblea General de la ONU para alertar sobre el hecho de que "somos la primera generación en sufrir los efectos del cambio climático, y la última en tener la oportunidad de hacer algo".
Como él, decenas de líderes mundiales han advertido en el podio de Naciones Unidas ante la evidencia de que el tiempo se acaba y que las cifras del dióxido de carbono en la atmósfera han alcanzado niveles intolerables.
Las palabras de Obama gozaban de un atractivo añadido al tratarse del primer presidente estadounidense seriamente implicado en la cuestión, si bien como recuerda el New York Times, dejará "la mayor parte del trabajo duro a su sucesor, o al que venga después de éste".
Particularmente dramático fue escuchar a los presidentes de las naciones más afectadas por el cambio climático ya en marcha, diminutos atolones e islas, ciudades acostadas junto al mar, poblaciones cercanas a glaciares, gentes de toda condición a merced de la sequía, el incremento del nivel del mar, los huracanes y otros devastadores fenómenos.
Por su parte el primer ministro británico, David Cameron, explicó que "tenemos que cortar las emisiones de dióxido de carbono en un 40% en los próximos años y establecer normas que permitan vigilar que los países cumplan, y especialmente ayudar a los países más pobres a invertir en tecnologías verdes".
"Si no reciben nuestro apoyo, es irracional creer que progresarán sin utilizar los combustibles que durante años hemos disfrutado los países occidentales", alertó.
China, que en una decisión controvertida envío a su vicepresidente, Zhang Gaoli, pidió para los países en vías de desarrollo un tratamiento especial.
En general, y más allá de los encendidos discursos, los analistas políticos y los observadores de la comunidad científica mostraron un cierto pesimismo al señalar las profundas divergencias que existen y lo extremadamente difícil de alcanzar una agenda común mientras los indicadores globales señalan que 2014 amenaza con convertirse en el año más caliente de la historia.
