Dentro de las actividades previas a la Asamblea General de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad analizó este jueves la situación en Afganistán. Tras las elecciones del pasado junio, Los dos candidatos presidenciales, Ashraf Ghani y Abdullah Abdullah, siguen enredados en una pugna que no ha dado los frutos exigidos por la coalición internacional: un gobierno de unidad nacional, a cambio de garantizar los fondos necesarios para seguir pagando al ejército y la policía afganos.
El embajador de la Federación Rusa ante el Consejo de Seguridad, Vitali Churkin, comentó que su país está siguiendo con atención "la situación vinculada a los resultados de las presidenciales". "Pedimos a los afganos que resuelvan las diferencias postelectorales por la vía pacífica", dijo, "y estamos dispuestos a trabajar con los afganos para ayudarles". También avisó de que "las fuerzas terroristas están dispuestas a intervenir en cuanto se reduzca la presencia internacional, y nos asombra que el informe no hable de esto. En estas condiciones será imposible avanzar. Hay cada vez más víctimas, sobre todo de mujeres y niños, y nos preocupa la situación". Por último, alertó de la preocupante evolución del cultivo de adormidera en el país, pues "se ha reducido el ritmo de eliminación de superficies dedicadas al cultivo de narcóticos". Rusia, explicó, cooperará para garantizar la paz y la seguridad en Afganistán, así como "para luchar contra el narcotráfico ", una batalla decisiva si queremos " cortar los grifos financieros del terrorismo y proteger a nuestros jóvenes".
Jan Kubis, el enviado Especial para Afganistán, que termina su mandato, explicó que "en el último año se han incrementado las muertes violentas; la policía afgana y el ejército están respondiendo con mucha valentía, pero las instituciones de seguridad necesitan un apoyo sostenido". Cuando rindió homenaje a "la fuerza de asistencia de seguridad internacional, que concluye a finales de este año", el fantasma de lo que puede ocurrir a partir de diciembre planeó sobre el Consejo de Seguridad. "La nueva administración", dijo, "tendrá que intervenir urgentemente, con apoyo de emergencia de los donantes, para mejorar la situación fiscal, bastante grave". Tanto, de hecho, que Afganistán solicitó ayer una ayuda suplementaria de 537 millones de dólares para pagar a sus fuerzas de seguridad. Kubis exhortó a los donantes "a que garanticen su ayuda" al tiempo que subrayó "la necesidad de coto a la economía proveniente de las sustancias narcóticas, que sigue creciendo". La UE, por su parte, advirtió de que el "nuevo gobierno tiene que adoptar medidas rápidas, dinamizar la economía, mejorar el Estado de Derecho, fomentar la transparencia, combatir la corrupción, y defender los derechos humanos. Hoy los afganos, y sobre todo las mujeres afganas, deben de ser aplaudidas por los avances que han logrado. Pero hay que seguir interviniendo para que la ley se cumpla".