El giro de Rusia hacia la región Asia-Pacífico no se debe a las sanciones sino a la necesidad de diversificar los flujos de mercancías. Tal reorientación no supondrá la dependencia del país de China, declaró el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, al diario Vedomosti.
El comercio de Rusia con China asciende a 100.000 millones de dólares mientras con Europa suma los 450.000 millones lo que, según el jefe de Gobierno, constituye la mitad de los intercambios comerciales del país.
Rusia debe aumentar su presencia en los mercados de la región Asia-Pacífico, captar inversiones, trabajar con China, la India, Vietnam y otras naciones de esta parte del mundo, remarcó Medvédev.
La opción por esta región, explicó, no se debe “a las sanciones ni al agravamiento de la situación política sino a la necesidad de diversificar los flujos de mercancías” lo que contribuirá al desarrollo de Siberia y del Lejano Oriente ruso.
Preguntado sobre si la opción por fomentar los vínculos, por ejemplo, con China conllevaría la dependencia de Moscú de Pekín, Medvédev dijo que en este terreno “no habrá problemas siempre y cuando se tomen las decisiones sensatas y correctas”.
“China es el socio comercial principal de los Estados Unidos (…), pero nadie habla de la dependencia de EEUU” del gigante asiático, concluyó.