El 5 de septiembre, familiares, colegas y amigos acompañaron a Andréi Stenin hasta su última morada. Hasta el último momento se abrigaba la esperanza de que... 05.09.2014, Sputnik Mundo
El 5 de septiembre, familiares, colegas y amigos acompañaron a Andréi Stenin hasta su última morada. Hasta el último momento se abrigaba la esperanza de que Andréi estuviera vivo, pero los resultados obtenidos el miércoles del peritaje genético confirmaron el hecho de su muerte.
El 5 de septiembre, familiares, colegas y amigos acompañaron a Andréi Stenin hasta su última morada. Hasta el último momento se abrigaba la esperanza de que Andréi estuviera vivo, pero los resultados obtenidos el miércoles del peritaje genético confirmaron el hecho de su muerte.
El 5 de septiembre, familiares, colegas y amigos acompañaron a Andréi Stenin hasta su última morada. Hasta el último momento se abrigaba la esperanza de que Andréi estuviera vivo, pero los resultados obtenidos el miércoles del peritaje genético confirmaron el hecho de su muerte. Colegas y amigos de Andréi Stenin lo recuerdan como un profesional genuino, quien prefería la filmación en los puntos neurálgicos al trabajo de oficina.
Andréi optó por la arriesgada profesión de fotógrafo de guerra para captar en su cámara hechos históricos. En la foto: Andréi Stenin en El Cairo, 1º de diciembre de 2011.
Andréi decidió entregarse a la labor en los puntos candentes después de una de sus primeras comisiones de servicio a El Cairo. “No quiero otra cosa que fotografiar conflictos, decía Andréi. Que no tenga otros trabajos, pero que los conflictos sean todos míos”, recordaba sus palabras Alexandr Shtol, titular de la dirección de información fotográfica de Rossiya Segodnya.
El trabajo y las motos eran las dos grandes pasiones en la vida de Andréi. Cuando compró su primera motocicleta, una Honda Shadow, comentaba bromeando que se imagina en casco aparcándose junto a un mitin.
Andréi trabajó en Siria, en la franja de Gaza, en Egipto, en Libia, en Turquía, el plebiscito en Crimea y las barricadas y el campamento de tiendas en la Maidán.
Andréi comenzó como corresponsal redactor, y solo en 2008 se dedicó a la fotografía. En único texto en su carrera de corresponsal fotográfico lo escribiría después de su labor en Libia. Andréi confesaba que “deseaba escribir para el alma, pero trabajar con la cámara fotográfica”.
Andréi soñaba con comprar una “Harley”, solo que no pudo elegirla, y luego decía con orgullo que las “Harley” son “para estudiantes”, mientras que los hombres de verdad no se fijan en las marcas.
“…para Andréi era importante lo que fotografiaba. Pues, no se trataba de una mera “instantánea”, sino de la “historia”, recuerda su amigo Alexandr Kotz, corresponsal de guerra de Komsomólskaya Pravda, autor de esta fotografía, una de las últimas en las que aparece Andréi.
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