El presidente de México, Enrique Peña, presentó la noche del lunes ante el Congreso su segundo informe de gobierno, de un mandato de seis años, con un énfasis en el logro de históricas reformas estructurales, entre las cuales destaca la energética que abolió el monopolio de 76 años en la industria petrolera del octavo productor mundial de crudo.
En nombre del mandatario, el secretario de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio, visitó en el Palacio Legislativo al presidente del Congreso, Silvano Aureoles, en el Salón de Protocolo.
La entrega del informe anual, "además de atender una responsabilidad legal, representa un sano ejercicio de rendición de cuentas con la ciudadanía", dijo la Presidencia en un comunicado.
El balance general del gobierno de Peña "da cuenta de las reformas, políticas, programas y acciones impulsadas" por su administración, del 1 de septiembre de 2013 al 31 de agosto de 2014, dijo la Presidencia.
El eje del informe, utiliza el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, presenta los avances y resultados de tres estrategias transversales y cinco metas nacionales que ha impulsado Peña "para transformar al país y llevarlo a una nueva etapa de modernidad institucional, inclusión social y prosperidad económica para todos".
En el evento protocolar en el Congreso, Osorio dijo que el gobierno de Peña reconoce que el paquete de las reformas aprobadas por el Congreso, por iniciativa presidencial dotó a México "de una nueva plataforma para alcanzar el desarrollo", no obstante que el Gobierno despliega una intensa campaña para persuadir a la población de que los resultados no se verán en el corto plazo.
"Hemos hecho buena política. Las reformas fueron aprobadas por un debate responsable, son fruto de un gran acuerdo nacional. México se puso en movimiento y podemos decir que la transformación está en marcha, es una nueva etapa en la relación del Congreso y el Ejecutivo", dijo ante el Congreso el número dos del gobierno, dado que en México no hay vicepresidente.
Además de la energía que busca revertir el derrumbe de la producción de crudo, que bajó un millón de barriles diarios en una década, las reformas abarcan los también los terrenos de la educación, las telecomunicaciones, la política fiscal, y las reglas de las disputas por el poder, mediante cambios a la Constitución, 11 nuevas leyes y unas 25 modificaciones legislativas.
Debido a que ninguna de las tres fuerzas políticas del país tiene mayoría desde 1998, las reformas fueron logradas por una mayoría legislativa integrada por el gobernante Partido Revolucionario Institucional (centrista), que volvió a poder en 2012; y el Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha), que gobernó de 2000 a 2012, tras la primera alternancia en la Presidencia en 71 años.
A pesar de que al inicio del gobierno de Peña todas las fuerzas políticas firmaron un Pacto por México, que fueron el primer paso de un acurdo reformador, la oposición a las reformas las protagoniza el Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), señalando que "prácticamente todas las encuestas hablan de que la gente no está conforme, toda la expectativa que desplegó Peña en su campaña en 2012 ha quedado en mera demagogia".
La popularidad se ve afectada en todas las encuestas y las opiniones negativas hacia el presidente Peña, aumentaron 10 puntos desde 2012 y ahora los mexicanos se muestran divididos: el 51% expresa una opinión favorable y el 48% lo ven desfavorablemente, de acuerdo con un sondeo del PEW Research Center, divulgado la semana pasada.
El presidente del PRD, Jesús Zambrano, dijo que el tema de la seguridad se ha vuelto a colocar al tope de la agenda nacional: "Los cárteles del crimen organizado siguen operando y la gente ha vuelto a situar el tema de la seguridad como una de las principales preocupaciones de la gente".
El PRD criticó que las previsiones de crecimiento económico del país para 2014 rondaban el 4 %, pero "la actual proyección es de poco más de dos por ciento", lamentó Zambrano. El gobierno recortó en mayo su pronóstico de aumento del PIB de 3,9 % a 2,7 %.
