El expresidente egipcio Hosni Mubarak ha asegurado hoy ante el tribunal que lo juzga en El Cairo que abandonó la presidencia de Egipto para "evitar que se derramara sangre egipcia" y ha subrayado que él no es responsable de la muerte de ningún manifestante durante la Revolución de 2011, ya que nunca ordenó que se matara a ninguno de ellos.
Mubarak, que tiene 86 años y declaró ante el juez sentado en una camilla, ha enumerado lo que considera logros de su mandato, que inició tras el asesinato del presidente Anwar Sadat y que duró tres décadas.
El ex-mandatario ha indicado que ha sufrido "ofensas, difamación y acusaciones" desde que dimitió y ha destacado que gobernó Egipto con "dedicación, honor y honestidad", y que la historia lo juzgará.
A Mubarak se le juzga junto a su ministro del Interior, Habib al Adli, y seis de sus principales colaboradores, por complicidad en el asesinato de unos 850 manifestantes desarmados durante la revuelta popular que empezó en enero de 2011 y duró 18 días. El tribunal emitirá su veredicto sobre el caso el 27 de septiembre.
El proceso contra el ex-hombre fuerte de El Cairo se repite, ya que en enero de 2013, un tribunal anuló la condena a cadena perpetua que había recibido y ordenó reiniciar el juicio. Mubarak también es procesado por corrupción junto a sus hijos.