Israelíes y palestinos vuelven a negociar en El Cairo para poner fin a la guerra de Gaza aunque las perspectivas no son muy halagüeñas dado que las dos partes, que tienen por delante otros dos días de negociaciones indirectas, mantienen posiciones muy alejadas entre sí. Si no se renueva, el alto el fuego de 72 horas, en vigor de la pasada medianoche, expirará en la medianoche del miércoles.
Historia del conflicto de Oriente Próximo >>
La diplomacia de las bombas ha pasado a un segundo plano ahora que las dos partes vuelven a sentarse en salas separadas en la sede de los servicios de inteligencia egipcios para lograr la extensión de la tregua.
Una gran confusión reina en torno a esas negociaciones puesto que las informaciones que circulan son contradictorias. No obstante, todo indica que Israel quiere jugar con Hamás el mismo juego del ratón y el gato que ha ejercitado con tanto provecho en la última década con el presidente Mahmud Abás.
Si Hamás se lo permite, el triunfo de Israel habrá sido total ya que Abás es un simple cero a la izquierda. Este fin de semana el presidente Barack Obama declaró al New York Times que el primer ministro Benjamín Netanyahu se siente “demasiado fuerte” para querer la paz. Lo que Obama no dijo es que son él y los anteriores inquilinos de la Casa Blanca quienes han hecho a Netanyahu “demasiado fuerte” y ajeno a los intereses de la paz con los palestinos.
Fuentes palestinas han indicado que los egipcios han conseguido la última tregua sobre la base de ofrecer a los israelíes una garantía de alto el fuego a cambio de dar los palestinos la promesa de la apertura de los pasos fronterizos entre Israel y la Franja de Gaza. Todas las demás demandas palestinas se deferirán hasta que se consiga un acuerdo, lo que significa que no se discutirán seriamente durante tiempo indefinido.
Por lo demás, el principio de la apertura de los pasos a cambio de calma es sumamente vago, ya que no específica cuántos pasos, de los seis existentes, se abrirán ni, sobre todo, qué limitaciones tendrán las personas y las mercancías para circular por ellos.
El jefe de la delegación palestina, Azam al Ahmed, de Al Fatah, señaló que el objetivo de las facciones sigue siendo “lograr el levantamiento total del bloqueo de Gaza, de manera que los niños puedan conducir una vida normal, y que vayan a las escuelas y a los lugares de recreo sin miedo a los aviones israelíes”.
El ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, ha insistido en que no hay que hacer ninguna concesión a la otra parte puesto que Hamás no debe sentir que “el terrorismo retribuye”, ya que de esta manera Israel estaría alimentando al “terrorismo”.
Uno de sus colegas, Yuval Steinitz, responsable de los servicios secretos, abunda en la misma línea yendo incluso más lejos. Si no hay un acuerdo diplomático, ha dicho, “más pronto o más tarde tendremos que buscar una solución militar y tomar el control temporal de Gaza para desmilitarizarla otra vez”.
Pero lo cierto es que los palestinos que han abogado por la vía pacífica para obtener la paz no han conseguido nada cambio, como muy bien muestra el caso de Abás. El portavoz de Hamás Sami Abu Zuhri advirtió que esta es “la última oportunidad”.