La FIFA hasta ahora se ha pronunciado a favor de mantener el deporte al margen de la política, escribe hoy Nezavisimaya Gazeta.
“Después de este terrible incidente, es esencial que la Unión Europea tome una posición dura hacia el presidente (Vladímir) Putin. Es impensable que Putin pueda tener el privilegio de celebrar la Copa del Mundo de 2018… Este bello juego es incompatible con la fea agresión de Rusia en la frontera con Ucrania”, dijo Clegg en declaraciones a The Sunday Times.
Al mismo tiempo, el “número dos” de David Cameron ofreció el territorio del Reino Unido para la celebración de la próxima Copa del Mundo.
Hasta el momento, la FIFA no ha respaldado estas declaraciones.
En un comunicado difundido la semana pasada, la organización manifestó que continuará “usando los torneos para promocionar el diálogo, el entendimiento y la paz entre los pueblos”.
Según la nota, el Mundial de la FIFA puede ser “una fuente de bien” y “la FIFA cree que ese será el caso del Mundial de 2018 en Rusia”.
Por su parte, el pasado viernes la Casa Blanca responsabilizó al presidente ruso Vladímir Putin y los milicianos del este de Ucrania en el derribo del Boeing malasio, argumentando que el proyectil que impactó contra el avión fue lanzado desde el territorio controlado por las fuerzas de la resistencia.
Según Nezavisimaya Gazeta, Washington puede estar preparando la opinión pública para una participación más activa de EEUU en los acontecimientos en Ucrania.
Así, The New York Times sostiene que el Pentágono compartirá con los militares ucranianos datos sobre el emplazamiento de misiles tierra-aire que puedan poseer los milicianos del este para que el Ejército de Ucrania los destruya.
El analista de IHS Jane’s, Reed Foster, opina que esta ayuda no es suficiente para vencer a los milicianos.