Scotland Yard “falló colectivamente” en las directrices y el control de una brigada secreta que se infiltró entre familiares de víctimas del mismo servicio policial y obtuvo “gran cantidad de material que nunca se debió grabar ni retener”. Esta dura crítica de la Policía Metropolitana de Londres se recoge en un informe independiente presentado el mediodía del jueves.
La investigación del jefe de policía de Derbyshire, Mick Creedon, identifica 17 familias que fueron ilegalmente infiltradas por agentes de la Brigada Especial en Manifestaciones (SDS, en sus siglas en inglés), una unidad de los servicios secretos de Scotland Yard que operó desde 1968 hasta su desarticulación en 2008.
Entre las víctimas del espionaje están los familiares y amigos de Jean Charles de Menezes, el joven brasileño al que la policía mató a bocajarro tras confundirle con un sospechoso islamista en julio de 2005. “Es vergonzoso que hayan espiado a una familia agraviada que simplemente pedía las respuestas que se merecía. Solo podemos asumir que recogían información para desacreditar la campaña en pos de la justicia y desviar la responsabilidad de sus propios errores”, ha denunciado un portavoz de los De Menezes.
Operación Herne, nombre oficial de la investigación, continúa analizando “6.000 documentos en papel y 50.000 ficheros electrónicos”, pero de momento todos los agentes secretos han quedado exonerados en el informe publicado hoy. Creedon vuelca la responsabilidad total del masivo espionaje en un “fallo colectivo” de la ejecutiva de Scotland Yard. Entre sus conclusiones afirma: “Operación Herme es crítica de la falta de gestión y supervisión de los procesos y controles respecto a la retención, archivo y eliminación de datos de Inteligencia” que se consiguieron al margen de la ley la normativa gubernamental.