China está desplegando una operación de grandes dimensiones para atajar la crisis alimentaria desatada por el suministro de carne podrida a las principales cadenas de comida rápida del mundo.
Las autoridades han inspeccionado ya 581 negocios, restaurantes y distribuidores que podrían haber utilizado los alimentos de la planta Husi Food Co. de Shanghái. El operativo incluye 875 inspectores, según un comunicado de la Administración de Alimentos y Medicinas Municipal de Shanghái. La Policía, el gobierno local y la Fiscalía han aunado esfuerzos en el caso. Las fuerzas de seguridad cerraron días atrás la planta y detuvieron a cinco personas relacionadas, entre ellas el presidente y el supervisor de calidad.
El escándalo fue destapado por un programa de la televisión de Shanghái que mostró a los trabajadores de la planta utilizando alimentos recogidos del suelo, procesando carne podrida y falsificando las etiquetas de caducidad. La planta pertenece al grupo estadounidense, que suministra a multinacionales como McDonalds, Pizza Hut, Burger King, Starbucks, Kentucky Fried Chicken, 7-Eleven o Papa John’s Pizza.
Sheldon Lavin, presidente y director ejecutivo de OSI, ha descrito hoy lo ocurrido como “completamente inaceptable” y pedido disculpas sin matices: “Fue un error terrible y estoy en estado de shock de eso sucediese en mi compañía”, ha dicho en un comunicado colgado en la web del suministrador chino. “Afrontaremos la responsabilidad de nuestros errores y nos aseguraremos de que no vuelva a ocurrir”, ha añadido.
Todas las compañías retiraron de inmediato los productos de la venta. Yum Brands, la propietaria de Pizza Hut y KFC, ha revelado hoy que dejará de utilizar los servicios de OSI y que podría emprender acciones legales. McDonalds ha cancelado sus acuerdos con la planta de Shanghái pero seguirá proveyéndose de las que OSI tiene en las provincias de Hebei y Henan. OSI cuenta con ocho plantas en el gigante chino.