La guerra no declarada de los servicios secretos de EEUU contra China y Rusia se hace cada vez más visible. Según expertos, la inteligencia tiene su propio “código de honor” y no cumple los acuerdos internacionales en materia de regulación del ciberespacio, escribe hoy Nezavisimaya Gazeta.
El Departamento de Seguridad Nacional norteamericano atribuyó recientemente a ‘hackers’ chinos un ataque a equipos informáticos en los que se almacenaban datos de todos los funcionarios del Gobierno federal. Según medios internacionales, los ciberpiratas pretendían robar información sobre empleados con acceso a documentos clasificados.
Para hacer frente a este tipo de ataques, EEUU tiene una unidad especial cuyo alcance va más allá de la jurisdicción nacional. Todo parece indicar que precisamente este equipo está detrás de la detención en Canadá de un empresario chino acusado de atacar servidores de empresas como Boeing que tienen contratos con el Pentágono.
Otra de las “contraofensivas” lanzadas recientemente por la Justicia estadounidense culminó con el arresto en Maldivas del ciudadano ruso Román Selezniov acusado de fraude y robo de datos. El presunto ‘hacker’ fue trasladado a la isla estadounidense de Guam, en el Pacífico, y enfrenta hasta 30 años de cárcel por los cargos que se imputan.
Rusia condena la detención de su ciudadano y la califica de “secuestro” y “paso inamistoso”. Pekín a su vez acusa al propio EEUU de ser el líder mundial de espionaje cibernético y de haber vigilado a dirigentes chinos durante sus viajes al extranjero y a un gigante de telecomunicaciones como Huawei.
“Los estadounidenses actúan con dureza”, opina Alexandr Isáev, del Instituto de Extremo Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia. “Han llegado a acusar de espionaje a un grupo de militares del Ejército Popular de Liberación de China. Pero ellos mismos practican ciberespionaje de forma activa contra China, Rusia, la India e incluso contra sus aliados”, dice.
Recientemente, Rusia propuso elaborar reglas comunes para el conjunto de la comunidad internacional para luchar contra los delitos informáticos, recuerda el experto.
“Sin embargo, los servicios secretos tiene su particular ‘código de honor’. Seguirán utilizando técnicas de hackeo con sus propios fines, pero lo harán de una forma que les permita evitar ser pillados”, concluye.