El Departamento de Defensa de EEUU suspendió las negociaciones sobre la compra de un nuevo lote de cazabombarderos F-35 hasta que se termine de investigar los incidentes ocurridos en junio pasado, comunicó hoy la revista especializada británica IHS Jane's.
El 23 de junio un avión F-35A se incendió durante el despegue en una base aérea en Florida mientras que otro, un F-35В, presentó fuga de combustible cuando realizaba un vuelo de rutina en Arizona.
El 3 de julio, el mando militar y los responsables del proyecto F-35 emitieron una directriz que prohibió los vuelos de los cazas de ese tipo hasta que se terminaran de revisar sus motores (fabricados por Pratt & Whitney).
"Las negociaciones se reanudarán al conocerse los resultados de la investigación", comentó a Jane's la portavoz del Pentágono, Kyra Hawn.
Según estiman los militares, el Pentágono tiene previsto gastar unos 392.000 millones de dólares en la compra de 2.443 cazas, de casi 160 millones de dólares cada uno. El precio puede aumentar debido a los constantes problemas técnicos y retrasos en el proyecto.
El fabricante de los nuevos cazabombarderos F-35 es el contratista militar Lockheed Martin.