En el barrio de Shuafat, en la zona este de Jerusalén, donde viven los palestinos de esta ciudad y que Israel ocupa desde 1967, se respira hoy indignación.
El asesinato de uno de sus vecinos, Muhammad Hussein Abu Khdeir, de 16 años, ha consternado al vecindario y a todos los palestinos.
La policía aún no ha confirmado las sospechas, pero baraja como primera hipótesis que se trata de una venganza de judíos extremistas por el rapto y asesinato de tres adolescentes israelíes: Eyal Yifrach, Naftali Fraenkel y Gil-Ad Shaar, enterrados ayer por la tarde en la localidad de Modiin. El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, ha pedido que la investigación sea “rápida” para esclarecer los hechos cuanto antes.
Los palestinos están convencidos de que Muhammad ha sido secuestrado esta madrugada poco después de las 04.00 (01.00 GMT), cuando se dirigía a la mezquita para asistir al primer rezo del día en el mes de ayuno musulmán del Ramadán.
La mezquita está muy cerca de su casa, pero en el corto trayecto, un coche Hyunday negro se ha detenido junto a él y unos hombres se lo han llevado a la fuerza. Luego han huido a toda velocidad. Esta secuencia es la que muestra, según algunos testigos del barrio, la grabación de una cámara de vigilancia que hay en la zona.
Tras conocerse la terrible noticia del hallazgo de un cadáver en la zona boscosa de Givat Shaul, a las afueras de Jerusalén, y apuntarse que se trataba de un adolescente palestino desaparecido esta madrugada, decenas de jóvenes de Shuafat han tomado la avenida principal del barrio, por donde pasa el tranvía, y han empezado los disturbios.
Los palestinos han lanzado piedras y las fuerzas israelíes gases lacrimógenos, balas de goma y bombas aturdidoras. Varias personas, entre ellas cuatro reporteros que cubrían los incidentes, han resultado heridos.
“La situación está muy deteriorada y aún va a empeorar. Creo que esto puede ser el principio de una tercera Intifada”, explicó a Nóvosti Bahaa Nababta, vecino del campo de refugiados de Shuafat, que conoce a la familia del adolescente asesinado. Según informaciones de medios palestinos, antes de morir fue torturado y posteriormente le quemaron.
“Hace dos días, casi en el mismo lugar, un coche de colonos se paró e intentaron coger a un chico, pero es muy fuerte y se escapó. Su familia llamó a la policía, pero no les hicieron caso”, asegura Nababta.
El barrio de Shuafat, en el que la familia del asesinado, los Abu Khdeir, es una de las más importantes i extensas, se sitúa en la antigua carretera entre Jerusalén y Ramala (Cisjordania) y colinda con los asentamientos israelíes de Pisgat Ze'ev, Ramat Shlomo y French Hill.
“Me siento muy triste por esta situación tan desgraciada, tanto por el asesinato de este niño palestino como por el de los tres israelíes. Se puede luchar, se puede hasta matar, pero a los niños no se les toca. Yo soy madre y no me puedo imaginar cómo se sienten las madres de estos chicos”, dijo Aisha, profesora de un colegio de Shuafat.