La noche del 25 al 26 de abril de 1986, ocurrió la mayor catástrofe en la historia de las centrales nucleares.
© Sputnik / Igor Kostin / Acceder al contenido multimediaDmitri Dmítriev, jefe del Control dosimétrico personal, durante un breve momento de descanso. Esta imagen, símbolo de la ardua labor de bomberos, militares y otros ‘liquidadores’ durante las obras de descontaminación en Chernóbil, recorrió el mundo entero.
Dmitri Dmítriev, jefe del Control dosimétrico personal, durante un breve momento de descanso. Esta imagen, símbolo de la ardua labor de bomberos, militares y otros ‘liquidadores’ durante las obras de descontaminación en Chernóbil, recorrió el mundo entero.
© Sputnik / Igor Kostin / Acceder al contenido multimediaFragmentos de chatarra radiactiva quedaron esparcidos tras la explosión en un amplio territorio en torno al reactor número cuatro de Chernóbil. Los reclutas, o ‘biorobots’ como llamaban irónicamente a los liquidadores, tuvieron que descontaminar el techo del reactor adyacente, el tercero.
Fragmentos de chatarra radiactiva quedaron esparcidos tras la explosión en un amplio territorio en torno al reactor número cuatro de Chernóbil. Los reclutas, o ‘biorobots’ como llamaban irónicamente a los liquidadores, tuvieron que descontaminar el techo del reactor adyacente, el tercero.
© Sputnik / Igor Kostin / Acceder al contenido multimediaLos ‘biorobots’ tenían entre 20 y 40 segundos para salir corriendo al tejado, coger alguna pieza de chatarra y arrojarla en la boca del reactor destruido.
Los ‘biorobots’ tenían entre 20 y 40 segundos para salir corriendo al tejado, coger alguna pieza de chatarra y arrojarla en la boca del reactor destruido.
© Sputnik / Igor Kostin / Acceder al contenido multimediaHabía que realizar varios vuelos al día para monitorear la situación. Esta imagen recibió el premio World Press Photo en 1987.
Había que realizar varios vuelos al día para monitorear la situación. Esta imagen recibió el premio World Press Photo en 1987.
© Sputnik / Igor Kostin / Acceder al contenido multimediaDosimetristas en trajes especiales medían el nivel de radiación en los campos próximos a Chernóbil.
Dosimetristas en trajes especiales medían el nivel de radiación en los campos próximos a Chernóbil.
© Foto : Igor KostinLos ‘liquidadores’ se dirigen a la zona contaminada. Una imagen del álbum de Ígor Kostin “Chernóbil: La confesión de un reportero”.
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Los ‘liquidadores’ se dirigen a la zona contaminada. Una imagen del álbum de Ígor Kostin “Chernóbil: La confesión de un reportero”.
© Foto : Igor KostinLos restos del cuarto reactor vistos desde el techo del tercero. Una imagen del álbum de Ígor Kostin “Chernóbil: La confesión de un reportero”.
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Los restos del cuarto reactor vistos desde el techo del tercero. Una imagen del álbum de Ígor Kostin “Chernóbil: La confesión de un reportero”.
© Foto : Igor KostinLos ‘liquidadores’ pasaban horas enteras recogiendo chatarra radiactiva que más tarde fue enterrada entre escombros del cuarto reactor, bajo un sarcófago protector. Ponían chapas de plomo a sus equipos para protegerse de alguna forma contra la radiación. Uno de los ‘liquidadores’ pintó el nombre de su esposa en el vehículo, porque “así es más fácil encararse con la muerte”.
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Los ‘liquidadores’ pasaban horas enteras recogiendo chatarra radiactiva que más tarde fue enterrada entre escombros del cuarto reactor, bajo un sarcófago protector. Ponían chapas de plomo a sus equipos para protegerse de alguna forma contra la radiación. Uno de los ‘liquidadores’ pintó el nombre de su esposa en el vehículo, porque “así es más fácil encararse con la muerte”.
© Foto : Igor KostinTratamiento de envenenados por radiación. Una imagen del álbum de Ígor Kostin “Chernóbil: La confesión de un reportero”.
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© Foto : Igor Kostin
Tratamiento de envenenados por radiación. Una imagen del álbum de Ígor Kostin “Chernóbil: La confesión de un reportero”.
© Foto : Igor KostinAlgunos vecinos se negaron a abandonar sus hogares en la zona de evacuación. Una imagen del álbum de Ígor Kostin “Chernóbil: La confesión de un reportero”.
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© Foto : Igor Kostin
Algunos vecinos se negaron a abandonar sus hogares en la zona de evacuación. Una imagen del álbum de Ígor Kostin “Chernóbil: La confesión de un reportero”.