Tras la reincorporación de Crimea a Rusia, se hace realidad un segundo reparto de la Flota del mar Negro, escribe hoy el diario Nezavisimaya Gazeta.
El primer reparto tuvo lugar tras el desmoronamiento de la Unión Soviética, ocurrido en 1991, y ahora llega el turno de los 'bienes muebles e inmuebles' de las fuerzas armadas de Ucrania.
Entre los 'bienes inmuebles' destacan por su valor los aeródromos, los polígonos militares y las instalaciones como el centro de control y ensayo de vehículos espaciales (NTsUIKS) o el centro de transmisiones Peleng.
Ucrania recibió estas instalaciones después del reparto del territorio y de los bienes de la ex Unión Soviética. El NTsUIKS será imprescindible para la agencia espacial rusa Roscosmos porque permite 'ver' los cohetes y satélites sobre el Atlántico Sur. A su vez, el centro Peleng será de gran utilidad para la Armada rusa y otros Ejércitos.
El excomandante de la Flota rusa del mar Negro, Vladímir Komoyédov, considera que Rusia podría quedarse con la mitad de la Armada ucraniana tras la reincorporación de Crimea. El almirante habló de una veintena de buques de guerra y barcos de apoyo.
Crimea siempre se llamó 'portaviones inhundible'. No sólo porque alberga en su territorio numerosas unidades de fuerza aérea, sino también porque ocupa una posición estratégica. En su tiempo fue la avanzada de la Marina de Guerra soviética. Desde Crimea se controlaba toda la cuenca del mar Negro.
Con la pérdida de esta península, Ucrania también pierde el mar Negro en el sentido estratégico.