Rusia reforzará su escuadra en el este del Mediterráneo con submarinos diésel eléctricos del proyecto 636.3 que a partir del próximo año se irán incorporando a la Flota del mar Negro, comunicó hoy el comandante de la Armada rusa, Víctor Chirkov.
“El grupo operativo de la Armada en el Mediterráneo, si relacionamos su futuro a los submarinos del proyecto 636.3 que reforzarán próximamente la Flota del mar Negro, va a incrementar el potencial en grado notable y, en lo que respecta al carácter de las misiones que cumple, será absolutamente autosuficiente”, declaró Chirkov a la prensa.
Recordó que Rusia emplazó en el Mediterráneo oriental 12 buques de guerra y auxiliares, en particular, el crucero lanzamisiles de propulsión nuclear Pedro el Grande y el portaaviones Almirante Kuznetsov.
La función de esta escuadra, según el almirante, es “prevenir cualquier amenaza a las fronteras y a la seguridad” de Rusia. “La práctica universal es mantener la flota donde haya intereses nacionales”, agregó.
Buques de la escuadra rusa en el Mediterráneo, junto con marineros de China y otros países, contribuyen a garantizar la seguridad de los convoyes navales que transportan armas químicas desde Siria.
La Flota del mar Negro debe recibir seis submarinos del proyecto 636.3 para 2016. El primero, Novorossiysk, fue botado en los astilleros de San Petersburgo a finales de noviembre pasado y entrará al servicio en 2015
Los submarinos diésel eléctricos del proyecto 636 Varshavianka, o Improved Kilo en la clasificación de la OTAN, desplazan 3.100 toneladas. Su velocidad alcanza 20 nudos, y la profundidad de inmersión, 300 metros. La tripulación consta de 52 personas. El armamento incluye 6 tubos lanzatorpedos de 533 mm y minas.
Militares de OTAN pusieron a este modelo la etiqueta de “agujero negro” por lo difícil que resulta descubrirlos. Los submarinos del proyecto 636.3 son capaces de detectar un blanco a distancias tres o hasta cuatro veces superiores a las que necesitan los sumergibles análogos de otros países.